«Y la gente se quedó en casa. Y leía libros y escuchaba. Y descansaba y hacía ejercicio. Y creaba arte y jugaba. Y aprendía nuevas formas de ser, de estar quieto. Y se detenía. Y escuchaba más profundamente. Algunos meditaban. Algunos rezaban. Alguno bailaban. Algunos hallaron sus sombras. Y la gente empezó a pensar de forma diferente”. Así arrancan unos versos que circulan desde hace unos días en las redes y fueron supuestamente escritos durante una epidemia de peste en 1800 por una tal K. O’Meara.
Si bien la autora es real, Catherine “Kitty”” O’Meara no los redactó hace 200 años, sino hace tan solo unos días. Esta exmaestra y asistente espiritual en hospitales y hospicios de Estados Unidos los publicó el 16 de marzo pasado bajo el título “En tiempo de pandemia” en su blog The Daily Round.

Tras conquistar las redes en inglés, el poema se convirtió en un fenómeno en italiano y en castellano, en un momento en que un tercio de la humanidad está en cuarentena por la pandemia de coronavirus.

A O’Meara, que vive en el campo junto a su marido, sus cinco perros y sus tres gatos, no le escapó la ironía de que un poema sobre la cuarentena por una enfermedad global se haya hecho «viral».
“Comencé con una breve publicación en mi página de Facebook, y se volvió viral, un término irónico mientras estamos luchando juntos contra una pandemia. Lo que ha venido después ha sido, en algunos momentos, algo abrumador, una bendición, un desafío, algo confuso y también completamente lleno de alegría”, escribió en su blog.
Según dijo, compuso el texto en un momento en que estaba preocupada por «sus antiguos compañeros de trabajo y por toda la gente de la Tierra» .
El poema obtuvo los elogios de famosos como Ariana Grande pero generó también una polémica, ya que una periodista italiana, Irene Vella, consideró que estaba inspirado en un poema suyo.
A continuación, el poema completo:
Y la gente se quedó en casa. Y leía libros y escuchaba. Y descansaba y hacía ejercicio. Y creaba arte y jugaba. Y aprendía nuevas formas de ser, de estar quieto. Y se detenía. Y escuchaba más profundamente. Algunos meditaban. Algunos rezaban. Alguno bailaban. Algunos hallaron sus ombras. Y la gente empezó a pensar de forma diferente.
Y la gente sanó. Y, en ausencia de personas que viven en la ignorancia y el peligro, sin sentido y sin corazón, la Tierra comenzó a sanar.
Y cuando pasó el peligro, y la gente se unió de nuevo, lamentaron sus pérdidas, tomaron nuevas decisiones, soñaron nuevas imágenes, crearon nuevas formas de vivir y curaron la tierra por completo, tal y como ellos habían sido curados.