El impacto de la tecnología en la productividad empresarial
Cada generación cree que su innovadora tecnología cambiará todo de la noche a la mañana. La computadora. La Internet. El teléfono inteligente. ¿Hoy? **IA generativa**. Cada ola comienza de la misma manera: transformación visible, resultados invisibles. Los líderes sienten el cambio en su trabajo diario, pero las cifras de productividad se mantienen obstinadamente planas. En la década de 1980, el economista Robert Solow captó perfectamente esta tensión: “Se puede ver la era de las computadoras en todas partes menos en las estadísticas de productividad”.
Aprendizaje clave: la adaptación determina el éxito
La lección es simple pero a menudo se olvida: las ganancias de productividad derivadas de la nueva tecnología llegan solo después de que las organizaciones se adaptan, no durante la ola inicial de entusiasmo.
El auge actual de la IA sigue el mismo arco económico y emocional. El entusiasmo y las fuertes inversiones ya están aquí: la curva de productividad aún no se ha doblado. La historia sugiere que la paciencia, la reestructuración y la recapacitación –no la innovación que acapare los titulares en sí misma– determinarán quién obtendrá en última instancia los beneficios.
De la paradoja de la productividad a la exageración
Cuando Solow observó en 1987 que las computadoras estaban “en todas partes menos en las estadísticas de productividad”, no estaba descartando el poder de la tecnología: estaba resaltando la demora en los beneficios. Las nuevas herramientas se difunden más rápido de lo que las organizaciones pueden absorberlas y la productividad no aumenta simplemente porque las empresas compran hardware o software. Mejora solo después de que aprenden a utilizar esas herramientas de forma eficaz.
Su comentario, ahora conocido como la **paradoja de la productividad de Solow**, describió un mundo saturado de computadoras pero carente de beneficios económicos mensurables. La recompensa llegó más tarde, pero solo después de que las organizaciones aprendieron cómo convertir la nueva tecnología en mejores formas de trabajar. El patrón resultó consistente en todos los sectores y países.
Convertir la expectativa en resultados tangibles
La historia ya le ha dado la razón a Solow. En la década de 1980, las empresas invirtieron mucho en mainframes y PC. El gasto de capital aumentó, pero la productividad apenas se movió. Los observadores se preguntaron cómo tanta innovación visible podía producir tan poco progreso mensurable.
El panorama se hizo más claro una década después. La investigación de Erik Brynjolfsson demostró que la productividad se aceleró solo después de que las empresas cambiaron sus procesos de trabajo. Su investigación también demostró que las inversiones en TI generan fuertes retornos cuando se combinan con inversiones organizacionales complementarias, tales como:
- Rediseño de procesos de negocio.
- Nuevas habilidades y formación.
- Cambios en los derechos de decisión.
- Nuevas prácticas de gestión.
Estos cambios permitieron que la tecnología realmente echara raíces. Las computadoras no hicieron que las empresas fueran eficientes por sí solas: las empresas tuvieron que reorganizarse en torno a ellas para traducir el potencial en desempeño.
Adoptando una mentalidad efectiva para la IA
La IA genera incertidumbre porque la tecnología aún es joven. Esa incertidumbre expone brechas en la madurez tecnológica y esas brechas empujan a los equipos a tomar decisiones impulsadas por las exageraciones. Para avanzar más rápido y con menos caos, los equipos necesitan una forma más sencilla de navegar por la IA.
Muchos equipos todavía carecen de las habilidades, los procesos y la preparación necesarios para trabajar de forma eficaz con pilas mejoradas por IA. Esa baja madurez crea espacio para que la exageración domine la toma de decisiones, especialmente cuando los líderes se sienten presionados a actuar rápidamente sin una base clara.
Hoy en día, las pilas de Martech requieren que ambas capas trabajen juntas: la confiabilidad de los sistemas deterministas y la inteligencia adaptativa de los probabilísticos. Las soluciones SaaS son deterministas: destacan por sus flujos de trabajo predecibles, reglas claras y resultados consistentes. La IA, por el contrario, es probabilística.
| Cuando | Entonces |
| La IA maneja el trabajo probabilístico | Supera a las herramientas deterministas. |
| El problema tiene reglas claras (si-entonces-si no) | SaaS sigue siendo la mejor opción |
| La incertidumbre es alta | La gobernanza y el contexto importan más que la velocidad de adopción. |
Una vez que vea la pila a través de esta lente, algunas cosas encajarán en su lugar. Dejas de esperar que la IA se comporte como SaaS y dejas de obligar a SaaS a resolver problemas probabilísticos para los que nunca fue diseñada. También comienza a establecer expectativas más realistas en torno a la precisión, la variabilidad y la gobernanza, porque finalmente cada capa se entiende en sus propios términos.





