Un rincón para románticos, así es la Copa del Rey.
Un rincón para la tradición, para ese fútbol que conocimos de niños, cuando un equipo más pequeño podía acceder a un título grande, el fútbol. antiguo Lo cual se resuelve con sangre en el césped, cabezas vendadas, jugadores apretujados, llantos en las gradas. Mallorca y Athletic, dos almas que tienen un papel menor en la liga de Madrid y Barça y que casi nunca aparecerán en la Champions, se enfrentan en Sevilla y la víspera nadie se atreve a señalar un favorito, ya que no lo hay, pero más bien incertidumbre, pasión y urgencias. Para ambos, estas oportunidades no son abundantes.
Y por eso, una vez acabado el desenlace, con el Athletic campeón, la afición mallorquina se desploma sobre el césped, rota y desesperada tras la tanda de penaltis, cuando fallan Morlanes y Radonjic, quien sabe si algún día vivirá más ocasiones como ésta.
Quizás condicionado por urgencias históricas, alentado también por el acelerado ambiente de La Cartuja, el Athletic se precipita y tropieza. La primera jugada del juego ilustra esto. Nico Williams se mantiene erguido y sin cabeza mientras avanza, sin compañeros y sin brújula, hacia el marco de Greif.
El desenlace es un disparo tonto que no preocupa a nadie, y menos al Mallorca, que asume su papel, centrado en la contención, todos juntos en torno a Samu y Darder, y aprovechando las jugadas a balón parado.
futbol vintage
La Copa sigue siendo un rincón romántico, un fútbol que vivimos de niños: un club menor consigue algo grande
Nico Williams es el termómetro de la selección vasca, ya está claramente por encima de Iñaki, su hermano mayor: ambos corren a la misma velocidad, aunque el menor tiene más éxito. Nico Williams es un cuchillo afilado en el carril izquierdo, el de Valjent, pero a veces va demasiado rápido y otras comete errores. Para compensarlo, en muchos otros acierta.
Primero, los errores. Todo el mundo todavía se está posicionando en el campo cuando Nico Williams no logra marcar, un peligroso pase hacia atrás, y el Mallorca marca el primer gol.
La advertencia es seria. El Mallorca no dará más concesiones: finalmente marca algo más tarde, ya en el minuto 20, cuando el Athletic se duerme en defensa y permite a los de Aguirre tres disparos consecutivos dentro del área. En el tercero, acierta Dani Rodríguez, refuerzo invernal en el once del Mallorca.
(Remata Derrengado, con calambres en el minuto 73).
Y el Athletic ya se enfrenta a sus demonios, quizás reviviendo episodios recientes, esas cinco finales que ha desperdiciado en década y media.
Cómo ha cambiado la historia: en el siglo XX la Copa era de los vascos. Habían acumulado 23 títulos en ese pasado que se alejaba, habían pasado cuarenta años desde el último éxito, ese que los mitómanos del fútbol recuerdan con vergüenza, con Maradona practicando el contacto total con el rival vasco, el Athletic de Zubi, Goiko, Endika y Sarabia. antes de hacer las maletas y emigrar a Nápoles.
En realidad, el gol a favor le sienta mal al Mallorca, incluso peor que al Athletic. El equipo de Aguirre se duerme en los laureles, se olvida de pivotar sobre el temible Muriqi, retrocede y deja crecer a Nico Williams.
El partido y la crónica orbitan en torno a su figura, la de Nico Williams. Se lo hace pasar tan mal a Valjent que Aguirre refuerza el carril con otro hombre. Ahora también le sigue Gio y, en la prórroga, Maffeo. No hay manera, Nico Williams es en llamas .
Marca fuera de juego y lo anulan, luego combina con Sancet y nuevamente está a punto de empatar el marcador.
El empate caerá más tarde, ya en la reanudación, y en términos inversos: el que roba es Nico Williams, y su pase habilita a Sancet, que ahora registra el 1-1.
Quedan cuarenta minutos de tiempo reglamentario y el Mallorca que levanta pasiones -Rafael Nadal y Carlos Moyá, pañuelos mallorquines al cuello, le contemplan desde el palco- parece pasárselo en grande.
Darder no da rienda suelta a darderismo eso le convirtió en leyenda en Cornellà: desaparece y se va a la ducha. Tampoco hay noticias de Larin, y el Muriqi kosovar es un islote en el corazón del Pacífico, una roca solitaria azotada por mareas y vendavales.
Nadie puede ver su faro, ni siquiera en el tramo final, cuando un vendaje envuelve su cabeza.
El Mallorca sufre pero aguanta el reto, entre otros motivos porque la ofensiva vasca se reduce a Nico Williams y Sancet, y el compromiso llega a la prórroga, una bendición para Valverde, que demuestra músculo y vestuario: incorpora a Muniain, Berenguer y Raúl García, gente con tablas, imprescindible en las horas punta, cuando el alma se encoge.
Ficha de datos
Atlético, 1 (4) – Mallorca, 1 (2)
Atlético: Agirrezabala, De Marcos, Vivian, Paredes. Yuri (Lekue 105), Prados (Vesga 46), Ruiz de Galarreta (Unai G. 79), Iñaki W. (Muniain 91), Sancet (Berenguer 91), Nico Williams y Guruzeta (Raúl García 91). Entrenador: Ernesto Valverde
Mallorca: Greif, Gio González, Valjent (Maffeo 91), Raíllo, Copete (Nastasic 107), Lato (Van der Heyden 110), Darder (Morlanes 61), Samu Costa, Dani Rodríguez (Radonjic 73), Muriqi y Larin (A. Sánchez 61). Entrenador: Javier Aguirre
Campo: La Cartuja (57.000 espectadores).
Árbitro: Munuera Montero (c. andaluza).
Amarillo: Paredes, Muriqi y Radonjic.
Objetivos: 0-1 Dani Rodríguez (21), 1-1 Sancét (49).
Penaltis: Muriqi (gol)-Raúl García (gol): 1-1
Morlanes (a favor)-Muniain (gol): 2-1
Radonjic (fuera)-Vesga (gol): 3-1
A. Sánchez (gol)-Berenguer (gol): 4-2