Estados Unidos ha pedido a Colombia que ayude a frenar el masivo flujo migratorio irregular, que trata de limitar el paso de migrantes a unos 200.000 mensuales por su frontera sur, número que podría aumentar tras las restricciones de la era de la pandemia, el próximo semana.
Gran parte de las personas que buscan llegar a la frontera entre México y Estados Unidos han estado cruzando por el principal cuello de botella humanitario en las Américas, la selva del Tapón del Darién, ubicada en el noroeste de Colombia, por donde cruzan miles de personas con niños. , exponiéndose a todo tipo de peligros.
El Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. anticipa más de 10,000 cruces fronterizos por día una vez que finalicen las restricciones de salud pública (Título 42), que permiten la expulsión masiva de inmigrantes indocumentados. Por ello, el presidente Joe Biden ha pedido a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, establecer a la brevedad en Colombia centros de facilitación y tramitación de procesos que permitan una migración regular, ordenada y segura.
El Gobierno de Colombia dijo en un comunicado, sin dar más detalles, que iniciará reuniones con el Gobierno de EE.UU. para facilitar y tramitar estos procesos.
Para investigadores en temas migratorios contemporáneos, como Wooldy Edson Louidor, profesor de origen haitiano en la Universidad Javeriana de Bogotá, es preocupante que con estos centros para la migración, Washington termine imponiendo sus duras políticas antiinmigratorias. “Es muy seguro que Estados Unidos endurecerá los procesos y la hostilidad”, comenta Louidor en una entrevista con . “Hubo tremendos abusos y masivas violaciones a los derechos humanos de los migrantes en las fronteras mexicanas, particularmente en Tapachula, bajo la mirada del presidente de izquierda mexicano”, remarcó la docente.
Los migrantes que cruzan el Tapón de Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, a menudo arriesgan sus vidas.
Punto de vista compartido por María Teresa Palacios Sanabria, directora del Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario, en Bogotá, quien afirmó que estos programas no están diseñados al azar, sino que responden a las dinámicas que se están dando en la países catalogados como corredores migratorios, como Colombia y Guatemala, estratégicamente ubicados para este viaje de migrantes hacia Estados Unidos.
“Estas no son políticas de puertas abiertas, ni hay una flexibilización migratoria por parte de Estados Unidos”, dijo Palacios, sino que se busca endurecer el proceso de inmigración irregular para desincentivar, entre otras cosas, el funcionamiento de redes de trata de personas. y el tráfico de migrantes, concluye la abogada e investigadora de la Universidad del Rosario.
La Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, respondió a una consulta de que «actualmente está en conversaciones sobre los detalles de estos planes con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y, por lo tanto, no es posible compartir más información en esta etapa».
Los centros de acogida juegan un papel clave
El año pasado unas 220.000 personas cruzaron el Tapón del Darién en dirección a Panamá, duplicando las cifras de 2021, en su intento de llegar a Estados Unidos, y los centros que Biden planea implementar de manera expedita en Colombia, “podrían sumir en un caos la situación”. en el país», dice Catalina Arenas-Ortiz, investigadora asociada de Equilibrium CenDE, del Centro de Pensamiento del Desarrollo Económico para América Latina, en entrevista con .
Arenas-Ortíz cree que la tarea va más allá de montar centros de trámite migratorio: es necesario simultáneamente fortalecer los albergues de recepción, organizar el transporte humanitario, que ya tiene serias restricciones en Colombia por la burocracia administrativa, comenta.
Para analistas como Adam Isacson, director de la Oficina de Supervisión de la Defensa de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, WOLA, estos pasos para facilitar y tramitar procesos migratorios son positivos, “ya que la falta de información sobre procesos y asilos está beneficiando a la industria de ‘coyotes’”, como se llama a quienes ayudan a los migrantes a cruzar la frontera de un país de manera ilegal y sin garantías.
“No creo que haya muchos migrantes varados en Colombia”, dice Isacson desde Honduras, donde investiga los flujos migratorios, y explica que la cantidad de citas mensuales disponibles en estos centros de procesamiento podría ser muy baja. Incluso cree que si a alguien le aconsejan que no viaje durante su cita, lo más probable es que si no regresa a su país de origen, ignore el consejo y continúe su camino a los Estados Unidos.
Para Isacson es muy importante que los centros eviten que las personas que necesitan protección tengan que cruzar todo México para obtenerla, y considera importante que estas personas realmente puedan obtener la protección que necesitan.
Marcos Carrizo, migrante venezolano en Colombia: “Mi sueño es llegar a Estados Unidos para poder enviar dinero desde allí a mis cuatro hijos que están en Venezuela”.
Detener el negocio de las mafias
Para los migrantes venezolanos como Marcos Antonio Carrizo, de 31 años, quien vende bolsas de basura desde hace más de tres años en las calles de Bogotá, la noticia de poder acceder a uno de estos centros de procesamiento para llegar a Estados Unidos es algo que está emocionado, porque no ha podido juntar el dinero suficiente para cruzar la selva del Darién y emprender el viaje, en el que sabe que tendrá que comer y pagar a las mafias que controlan el camino, cuenta a mientras vende su producto en el noreste de Bogotá.
“Mi hermano logró pasar con un grupo de personas, a todos los expulsaron, menos a él. Lo metieron en un cuarto por diez días, sin saber si era de día o de noche. Luego lo subieron a un avión, encadenado por el cuello, las manos y los pies, y lo dejaron en un albergue en San Antonio, Texas”, dice este migrante, que no ha podido conseguir un trabajo formal en Colombia a pesar de tener una permiso de residencia temporal (PTP) que lo regularizó en el país durante el gobierno del expresidente Iván Duque.
“Mi sueño es llegar a Estados Unidos para poder enviar dinero desde allí a mis cuatro hijos que están en Venezuela”, dijo Marcos.
(cp)
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