En este vídeo, el profesor Pablo Foncillas nos dice que estar más conectados que nunca no implica necesariamente una conexión real. «¿Ironía? Los teléfonos móviles y las redes sociales, esos instrumentos diseñados para unirnos, se han convertido en los artífices de una nueva forma de soledad compartida», explica.
Las investigaciones indican que la calidad de nuestras relaciones ha disminuido a medida que ha aumentado la cantidad de nuestros contactos en línea. Incluso canales como WhatsApp borran el misterio de saber dónde está alguien o cómo se encuentra. Y queremos que las cosas sean inmediatas: “Nos sentimos más ansiosos y vacíos cuando no recibimos respuestas instantáneas, a pesar de estar más conectados técnicamente que nunca”.
Los teléfonos móviles y las redes han cambiado el terreno de juego de las relaciones, y no siempre para mejor. “Nos hacen creer que estamos en una constante reunión virtual con amigos y familiares, mientras nos sentamos solos en la oscuridad de nuestra habitación iluminada únicamente por la pantalla del móvil”, afirma Foncillas.
¿Qué tenemos que hacer en este escenario? La respuesta, en el vídeo…