Los refugiados ucranianos y los residentes checos comenzaron a reunirse por pura alegría. Ahora, cantan para poder devolver pequeños placeres a la primera línea.
Las mujeres ucranianas, lejos de casa y de sus seres queridos, se unieron a varias mujeres checas en Litomysl para formar el coro Sunflower (Sojasnyk).
Cantan juntos las canciones que conocen desde la infancia, pero también canciones checas y polacas, y así contagian alegría en el país que los ha acogido.
En los conciertos benéficos también venden sus propios productos como camisetas, bolsos, muñequeras o pequeños adornos con motivos ucranianos, con el fin de recaudar dinero para los necesitados en Ucrania.
«Al principio, solo existía la idea de cantar juntos, de alegría», dijo a Euronews la directora del coro Martina Sirova.
«Luego resultó que pudimos ganar dinero a través del canto y esa alegría, que luego pudimos usar para comprar suministros sanitarios, calcetines, cosas que la gente en Ucrania necesita».
No envían nada grande ni complicado, solo pequeños obsequios prácticos como linternas, powerbanks, calcetines, comida deshidratada o golosinas.
Muchas mujeres ucranianas llegaron a la República Checa, en su mayoría con hijos y sin sus maridos, cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania en febrero del año pasado.
«Cuando empezaron las sirenas, mis hijos y yo inmediatamente nos escondimos en el garaje subterráneo, especialmente para que no tuvieran miedo», dijo Lena Koinova, ex residente de Kiev.
Algunos de los paquetes que envían las mujeres, incluida Lena, incluyen mensajes personales para quienes están en primera línea.
Un mensaje decía: «Cuídense a ustedes mismos y a su entorno y regresen victoriosos. Los estamos esperando».