La semana pasada, el PSG firmó su billete para las semifinales de la Liga de Campeones ante el Barça. Alegría para Qatar, su principal accionista, pero también para los inversores de Estados Unidos.
¿Sorpresa?
En definitiva, en lugar de llamarlo fútbol (del original en inglés fútbol americano), tal vez terminemos llamándolo fútbol, como en Estados Unidos… Oh. Y es que el foto La grandeza de los propietarios de los principales clubes de fútbol en las principales competiciones deportivas hoy en día es clara: los propietarios locales son ahora a menudo la excepción, y los estadounidenses se hacen cargo de la propiedad de muchas de las principales ligas.
No los chinos.
No los árabes.
La realidad: los propietarios minoritarios del PSG son estadounidenses y, además, en Europa la mayoría de los inversores son estadounidenses. “Es un tema con indudables incógnitas de futuro”, resume Fernando Lera, director de la Sociedad Española de Economía del Deporte. Porque van más. Y por más.
Los inversores estadounidenses son mayoría en la Premier League británica, por delante de los británicos. Y el segundo de la Serie A italiana tras los italianos. Y en la Ligue 1 de Francia después de los franceses. En España están en Mallorca, y sólo cinco de los veinte clubes de La Liga están en manos extranjeras. La gran excepción entre las grandes competiciones es Alemania, con todos los equipos en manos alemanas salvo el caso del RB Leipzig, propiedad de la empresa austriaca Red Bull.
Jaume García Villar, especialista en economía del deporte y profesor de la Universidad Pompeu Fabra, explica que el interés americano se debe a que «el fútbol europeo, sus ligas, son el espectáculo más global que existe en su conjunto más allá de que » Otros eventos específicos, como la Superbowl, pueden tener mayores audiencias”.
¿Tu punto crítico? Según Lera, la gran inversión estadounidense “incluye fórmulas de tiempo compartido, un enfoque que ni los árabes ni los chinos siguen”. “Es un riesgo para el fútbol europeo, sobre todo si los inversores proceden del ámbito de los fondos de capital riesgo sin mucha experiencia en el ámbito deportivo y olvidándose de la idiosincrasia europea”, concluye.
Los empresarios estadounidenses buscan intereses distintos de los chinos y árabes y con ellos surgen nuevos riesgos, se informa. Por ejemplo, si tienes dudas sobre el objetivo de tu inversión y tu horizonte temporal. No es lo mismo -se explica- entrar en un club con objetivos de rentabilidad económica a corto plazo -lo que puede llevar a descapitalizar el valor de los jugadores, venderlos–, más que la rentabilidad a largo plazo, en la que lo importante no es tanto vender el club sino obtener beneficios de la inversión.
“En el caso árabe se ha tratado más de tener una juguete con el que fundamentalmente tener visibilidad social. En el caso de China, sus dueños generalmente han buscado rentabilidades a corto plazo y parece que se ha producido una descapitalización de jugadores, por ejemplo en España en Valencia o Espanyol. En el caso de los inversores estadounidenses, se combina que creen –y es de esperarse– que el fútbol puede seguir teniendo un alto potencial de crecimiento económico en los próximos años, y que piensan que su experiencia en el ámbito deportivo, incluso si Es en otros deportes, les da una ventaja adicional. Buscan rentabilidad a medio plazo”, afirma Lera.
Los clubes estatales viven un impasse paralelo a la decisión árabe de reforzar sus ligas nacionales y una vez que han conseguido organizar eventos importantes como el Mundial
Problema: en el deporte en general y en el fútbol en particular existen riesgos en la competición y ejemplos recientes (como el del Chelsea inglés) en los que se inyecta dinero a un club para conseguir el éxito deportivo y que ese éxito deportivo consigue recuperar el inversión inicialmente, eso no sucede. Y si en el caso norteamericano las competiciones deportivas tienen la forma de liga cerrada, lo que permite a todos los equipos garantizar unos ingresos mínimos, en el fútbol europeo esto no ocurre y un descenso de categoría implica una caída importante de ingresos.
Los ejemplos de llegada de fondos procedentes de Estados Unidos, sin embargo, sobran: la empresa Arctos Partners está en el PSG, propiedad de Qatar, como en los Golden State Warriors de la NBA, en los Boston Red Sox de béisbol o en el equipo Aston Martin en la Fórmula 1 y el Liverpool en la Premier tras hacerse con el control de Fenway Sports Group. RedBird Capital Partners se hizo con el AC Milan y el fondo 777 Partners tiene acciones en Sevilla y Everton. La Liga, por su parte, llegó a un acuerdo con CVC Capital Partners, entidad de capital riesgo británica, para la explotación de parte de los derechos televisivos.
El fenómeno de la inversión estadounidense ocurre en grandes y pequeños. En los grandes como Manchester United, PSG o Roma, pero también en los más humildes, con el ejemplo muy cercano del Mallorca.
Y trae cambios: el fichaje de Johan Cruyff en 1973 por el FC Barcelona supuso gastar sesenta millones de pesetas. «Actualizando esa cifra con la evolución de la inflación, resulta que el coste de este traspaso es inferior al valor de mercado de los 500 mejores jugadores actuales», destaca García Villar. Y continúa: “Antes, en el fútbol europeo predominaba el componente deportivo y su vinculación con el territorio en el que se ubicaba el club, pero ha cambiado con la globalización, los avances tecnológicos, etc. La misma globalización de las competiciones europeas ha hecho que las necesidades financieras de los clubes aumenten para captar el talento para ser competitivos, lo que requiere grandes inversiones económicas”, explica.
La evolución de los presupuestos de los clubes, que han crecido muy, muy notablemente en los últimos años, así lo indica. Y el hecho de que el Athletic Club haya ganado la Copa del Rey esta temporada cuarenta años después se ve como una excepción. Durante años ha sido difícil ver a otros clubes distintos de los dos o tres grandes ganar La Liga, como fue el caso en las últimas décadas del siglo XX.
Porque hasta un equipo humilde como el Almería está en manos sauditas. O la Granada en las Chinas, por poner más ejemplos.
La gran excepción es Alemania. Y Athletic Club, Barcelona, Osasuna y Real Madrid en España, siguen en manos de sus socios, los únicos todavía en La Liga que no se plantean convertirse en una sociedad con inversores-accionistas como corporación deportiva, cosa que sí ocurre. en el descanso.
En el caso alemán, eso sí, quienes hasta ahora eran los socios del club mantienen su control con la regla del 50% más uno. Esto permite mantener un vínculo territorial al tiempo que abre las puertas –aunque no del todo– a la presencia de inversores nacionales o extranjeros. Y últimamente han impedido que el fondo CVC entre en la liga alemana.
El peligro para los equipos alemanes es el descenso en las competiciones europeas por falta de inyección financiera, algo que hoy no ocurre. Su camino a seguir aún está por verse. Pero mientras los clubes llamados de Estado como el PSG parecen estar viviendo un impasse paralelo a la decisión árabe de reforzar sus ligas nacionales tras haber conseguido organizar eventos relevantes como el último Mundial en Qatar o la Supercopa de España en Arabia Saudí , el modelo hecho en EE.UU Se hace con el fútbol europeo como se hizo con otras competiciones deportivas de masas como el motociclismo, ahora en manos del grupo americano Liberty Media con la compra de Dorna, la empresa española propietaria de MotoGP. Y Liberty ya controlaba la Fórmula 1.
¿Existe una lucha geopolítica entre China y Estados Unidos? ¿en fútbol?
Que el fútbol importa en el tablero geopolítico mundial lo admiten los expertos internacionales por los hechos, es decir, por su interés e influencia internacional. Uno de sus especialistas más destacados es el francés Pascal Boniface, director del Instituto Parisino de Relaciones Internacionales y Estratégicas, quien, sin embargo, señala la vanguardia que “si bien soy muy consciente del aspecto geopolítico del fútbol, en las compras de clubes por parte de unos y otros no creo que formen parte de un enfrentamiento geopolítico. Los inversores estadounidenses vienen sólo para ganar dinero. Los clubes franceses, por ejemplo, son baratos, tienen buenas perspectivas de desarrollo y un excelente centro de formación. Los chinos están menos interesados en el fútbol, han reducido su inversión y ni siquiera se han presentado como candidatos para organizar el próximo Mundial”.
Su conclusión es clara: existe una “competencia feroz” en todos los temas entre China y Estados Unidos, pero no en el fútbol.
Además, Fernando Lera, profesor de la Universidad Pública de Navarra especializado en economía del deporte, recuerda que la experiencia de los inversores en equipos de fútbol ha llevado a las instituciones nacionales de fútbol a mirar sus inversiones con recelo y a través de juego limpio Los excesos financieros de la UEFA y a nivel nacional empiezan a ser castigados. Consecuencia: “Estos…