En San Mámes, la Catedral del fútbol, se graduó el FC Barcelona. No había mejor escenario para que los blaugrana vencieran por fin a su bestia negra. El Barça destronó finalmente al Lyon, revalidó su corona europea y dejó claro que el presente es blaugrana. Los goles los marcaron sus jugadoras más doradas, Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, que entre las dos han ganado los tres últimos Balones de Oro. Ya no hay dudas sobre la hegemonía culé. Y no hubo más telón de fondo especial para que el conjunto catalán cerrara el círculo que había abierto ante el Lyon en aquella lejana final de Budapest de 2019. El Barça cayó entonces por 4-1. Esta vez, los blaugrana ganaron por 2 goles a 0 en la final más complicada que han vivido hasta el momento.
Cuando sonó el silbato de Rebecca Welch, la tensión empezó a ser palpable en el aire. Le costó dejarse llevar por el ambiente festivo del día y los nervios tomaron su lugar. El Barça tenía delante al ocho veces campeón de Europa, no es de extrañar. Esto en la grada, abajo, sobre el césped, un Barça mucho más maduro que hace años tuvo paciencia y supo lo que tenía que hacer en cada momento del partido. Supo sufrir cuando el Lyon quiso sacar las garras y consiguió algo que nunca antes había conseguido: no encajar un gol antes del descanso. En Budapest fueron 4, en Turín 3, pero en San Mamés la portería de Cata Coll se quedó cerrada. Paredes rechazó el disparo de Cascarino en el minuto 39 y tras ese córner el portero blaugrana salvó el cabezazo de Renard. El Lyon no tuvo mayor peligro en una primera parte muy igualada en la que si algo le faltó al Barça fue presencia ofensiva. Desorganizados arriba y más preocupados por no perder la espalda ante un posible contraataque del Lyon, tampoco tuvieron muchas ocasiones: un disparo de Patri Guijarro que la defensa francesa estuvo a punto de entrar en propia portería, un disparo cruzado de Graham Hansen sobre al borde del descanso, o la más clara de todas, el disparo de Mariona que desbarató Endler.
La segunda parte empezó con el Lyon más agresivo y poniendo en apuros al Barcelona. Pero un Cata Coll muy sólido bajo palos mantuvo la calma. Y llegó. Ha llegado el momento que todo aficionado culé había soñado. En la portería norte, donde el Athletic suele marcar sus goles más decisivos, Aitana Bonmatí puso al Barça, por primera vez en su historia, por delante del Lyon en el marcador. El Balón de Oro recibió un estupendo pase filtrado de Mariona Caldentey y con una definición exquisita superó a Endler. San Mamés explotó liberando la tensión de cada uno de los 63 minutos que contuvieron el aliento ante la incertidumbre de si esta vez lograrían vencer al gigante francés.
Giráldez movió entonces el banquillo y entró Ona Batlle, la sacrificada en el once, por una discreta Fridolina Rolfö. Resistir estos minutos y frenar la reacción del Lyon fue crucial. La lateral del Maresme dio el susto del partido tras recibir un fuerte golpe que le provocó un hueco en el pómulo. En una serie de desgracias Cata Coll también se torció el tobillo y el partido se paró un rato. Minutos que aprovechó Sonia Bompastor para reorganizar su equipo en busca de la remontada. El Barça tuvo que sufrir los últimos minutos, pero demostró que también sabe hacerlo. El Lyon se adelantó con todo, buscando desesperadamente un gol que le metiera en el partido pero se quedó desprotegido atrás y el Barça aprovechó para acabar la final con un gol para la épica. Alexia Putellas, que minutos antes había recibido el brazalete de capitana de manos de Patri Guijarro al entrar al campo, mandó al fondo de la red un balón servido en bandeja por Claudia Pina. No había forma más épica de cerrar el círculo. Lyon ya es historia. El Barça, el presente más prometedor.
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