Es costumbre en el Tour que el león disecado, que se entrega en el podio al líder que viste de amarillo después de cada etapa, se guarde en la guantera del autobús del equipo, claramente visible a través del parabrisas. En el estacionamiento a la salida de Mont de Marsan, en el vehículo UAE tienen cuatro, que corresponden a los cuatro días que dirigió el general Adam Yates. Había uno en el autobús jumbo, el que le dieron a Vingegaard en Cauterets. El Bora también tiene uno: el amarillo le duró un día a Hindley. En cambio, el parabrisas del autobús Ineos está vacío, sin animales de peluche para presumir. En la selección británica, el felino viaja por dentro: Carlos Rodríguez, el león de Almuñécar.
En una alineación que incluye a un ganador del Tour (Bernal), un medallista de oro olímpico (Pidcock), un campeón del mundo (Kwiatkowski), un ganador de una Itzulia y un Dauphiné (Daniel Felipe Martínez) y el último español ganador de etapa en la ronda francesa (Fraile), el líder del Ineos es un chico de 22 años, que este año debuta en el Tour.
Paralelismo
El andaluz destacó en Cauterets-Cambasque, donde en 1989 Miguel Indurain ganó su primera etapa en la Vuelta
El granadino se codea con los mejores, es el primer español en la clasificación general y ya es quinto tras rendir a un gran nivel en las dos etapas de los Pirineos. En Laruns, tras Marie Blanque, cruzó la meta en el grupo de Pogacar mientras que en Cauterets, tras el Tourmalet, llegó tirando de Simon Yates y Hindley, ciclistas que ya tienen cada uno una gran vuelta en su haber.
El gran bautismo en la vuelta francesa de Carlos Rodríguez, que ya fue séptimo en la pasada Vuelta, donde resistió en las últimas etapas tras una dura caída con múltiples abrasiones en el cuerpo, fue en Cauterets-Cambasque, precisamente donde venció Miguel Indurain en 1989 su primera etapa en el Tour, en su quinta participación, con 24 años. Un paralelo especial porque Rodríguez representa la esperanza en tiempos difíciles y puede acabar con la sequía de siete años sin un español en el podio de París. El último en subir fue Alejandro Valverde, tercero en 2015. De momento, está a menos de un minuto y medio (1m26s) del podio, desde la tercera posición que ocupa Hindley.
Creo en el trabajo que he hecho pero las piernas tienen que seguir respondiendo porque queda mucho por hacer»
El Ineos le considera su gran baza como se pudo comprobar el jueves, cuando puso a tiro y sacrificio por Rodríguez a Egan Bernal y Castroviejo, un gregario de lujo, presente en siete grandes éxitos del Sky-Ineos. “El equipo lleva diez, apoyándome. Estoy bastante contento de cómo van las cosas pero las piernas tienen que seguir respondiendo ya que queda mucho camino por recorrer”, reflexiona el almuñécar que, sensato y maduro, no quiere creerse líder de las filas. “Creo en el trabajo que he hecho y en seguir luchando. Me siento bien”, dice.
Formado en el Kometa, el club de Alberto Contador, el Ineos le fichó con 18 años y le firmó un contrato por cuatro temporadas -le quiere el Movistar-. Ha ido creciendo poco a poco, siempre con buenas letras hasta que el año pasado se confirmó ganando el campeonato de España de ruta y una etapa en Itzulia.
Un ganador del Tour a su servicio
Es quinto, a 1m26s del tercer puesto y Egan Bernal y Castroviejo trabajaron para él en el Pirineo
De cabeza bien equipada, con estudios de Ingeniería Eléctrica y Mecánica, es un ciclista sólido, un diésel de buena planta (1,82 m). Rodríguez es de los que va mejorando con el paso de los días. Lo demostró en 2021 en el Tour del Futuro, que disputó con la selección española. Con el abandono de Ayuso, el andaluz asumió las responsabilidades y finalizó segundo, a sólo 7s de Tobias Johannessen, tras realizar un gran ataque en Iseran y Petit Saint-Bernard, y ponerle contra las cuerdas en la última etapa. Ahora pelea con los grandes pese a ser el más joven, con diferencia, del top-10, y quiere reinar en la selva del podio.