El Borussia Dortmund, finalista de la Liga de Campeones ante el Real Madrid, tiene una curiosa relación con la historia del FC Barcelona, pues fue uno de los cuatro elegidos para la inauguración del Camp Nou. Aunque las celebraciones de septiembre de 1957 se suelen resumir con el partido del día 24 entre el Barça y el equipo de Varsovia (4-2), lo cierto es que se disputaron otros dos partidos inaugurales. El miércoles 25, el Burnley (presentado como “primera división de Inglaterra”) se enfrentaba al Flamengo (“primera división brasileña”). Y finalmente, el jueves 26 de septiembre repitió el Barcelona, ahora ante el Borussia Dortmund (4-1), éste anunciado como “campeón de Liga en Alemania”.
El nuevo coliseo no estuvo lleno en ninguno de los tres partidos. Cálculos aproximados fiables indicaban que en el primer partido se reunieron unos 80.000 espectadores, que al día siguiente fueron 60.000 y que el día del Borussia asistieron unos pocos menos, unos 55.000.
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La elección de estos cuatro equipos tuvo sus dificultades. No fue fácil ni eran los favoritos. Para empezar, hay que saber que en aquellos tiempos los clubes no podían organizar libremente amistosos con equipos extranjeros. Hubo que pedir un permiso especial y la Federación Española decidió si era conveniente o no el encuentro internacional. En las semanas previas a la inauguración, el Barcelona obtuvo el visto bueno para tres amistosos: el 28 de agosto, en Les Corts, contra el Racing de París, el 5 de septiembre en Lisboa contra el Benfica y el 12 del mismo mes en Bélgica contra el Charleroi. La Federación envió entonces un aviso al Barcelona recordándole que había una limitación de amistosos, un cupo, y que ya se acercaba al número máximo permitido para los meses de agosto y septiembre.
En un principio, la directiva del Barça, presidida por Francesc Miró-Sans, pensó en organizar un cuadrangular, y el objetivo era contratar un equipo inglés, un equipo italiano y un equipo argentino. Este último tenía que ser River Plate, que se había ofrecido a participar en las celebraciones del nuevo estadio.
Posteriormente, el secretario técnico del club, Josep Samitier, avanzó en las negociaciones con River y entró en contacto con el Sparta de Praga, pensando en reeditar aquellos famosos partidos de diciembre de 1921 en La Foixarda que lanzaron al Barcelona a la construcción de Les Cortes. Manchester también fue mencionado en la prensa, sin especificar cuál, aunque se puede entender que fue el United, uno de los grandes europeos del momento.
No hubo acuerdo con el Sparta porque la selección checa no veía claro jugar dos partidos prácticamente consecutivos. Con River, el problema fue que el club argentino exigió una nueva visita en los siguientes meses, y el contrato tampoco se cerró. Finalmente los elegidos fueron los mencionados anteriormente. Flamengo, por las buenas relaciones establecidas con el reciente fichaje de Evaristo, jugador que había llegado a Barcelona hacía muy poco, a mediados de agosto. Luego el Burnley, que tenía al menos un inglés, aunque estaba séptimo en la liga, muy por detrás del Manchester United. Y por último el Borussia Dortmund. Representó muy dignamente al poderoso fútbol alemán, campeón del mundo en 1954, y conquistó la Oberliga Oeste y luego la fase final. La Bundesliga unificada no se creó hasta 1963.
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En el once que presentó el campeón alemán en el flamante Camp Nou, vestido de “amarillo chillón”, destacó, se alinearon cuatro de los componentes de la selección alemana para el próximo Mundial, el de 1958, aunque no es fácil identificarlos porque en la prensa de la época los nombres de los alemanes eran en algunos casos una mera aproximación a la realidad.
Curiosamente el contrato que le salió más caro al Barcelona fue el del Varsovia, anunciado como “un auténtico equipo polaco”. Costó 425.000 pesetas. La cuota del Borussia fue de 400.000 y el Burnley se quedó en 340.000. En el caso del Flamengo, se cerró un acuerdo por 8.000 dólares (unas 335.000 pesetas) más gastos de viaje y alojamiento de veinte personas.
De los tres partidos citados, ha pasado a la historia la anécdota del primer gol de la historia del Camp Nou, marcado por Eulogio Martínez a los diez minutos de partido. Muchos años después, el técnico azulgrana Domènec Balmanya reconoció que había pactado con los polacos que el primer gol lo tenía que marcar el Barcelona. Con esta información, no sorprende ahora una declaración posterior al partido del técnico rival, Tadeusz Forys, que entonces pasó desapercibida: “El primer gol fue un prodigio de la rareza”. Sin la menor duda.
En este partido intervino brevemente Kubala, a quien se le atribuye el impulso definitivo para el nuevo estadio. Sin embargo, un mes antes había resultado lesionado y acababa de ser operado. Aún no estaba en forma, pero no podía faltar a la fiesta. su Camp Nou. El partido, por cierto, concluyó nueve minutos antes del tiempo reglamentario cuando anochecía y el árbitro, el catalán Ramon Azón, consideró que ya no se podía jugar así. La iluminación artificial del Camp Nou tardó todavía dos años en inaugurarse.
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