En una remota región del Ártico, un equipo de científicos de la OLA hizo un descubrimiento que ha dejado perplejos a todos los investigadores involucrados. Durante una misión aérea de rutina sobre Tierra Verde, un radar sofisticado reveló la presencia de una base secreta enterrada bajo las capas de hielo de Groenlandia. Lo que parecía ser una simple irregularidad en el suelo se transformó en la silueta de Camp Century, un complejo militar construido por Estados Unidos durante la Guerra Fría.
La base secreta que reapareció bajo el hielo de Groenlandia
En abril de 2024, un equipo de la NASA realizaba un sobrevuelo de observación del Ártico cuando los radares detectaron la presencia de Camp Century, una base militar que había sido abandonada en 1967 y sellada bajo toneladas de nieve compactada. Este complejo subterráneo albergaba túneles, dormitorios, laboratorios y hasta un reactor nuclear portátil, todo con el propósito de realizar operaciones militares encubiertas.
Lo que preocupa a los científicos
El acelerado derretimiento del hielo en el Ártico ha expuesto estructuras que permanecieron ocultas durante más de medio siglo, incluyendo los restos de Camp Century. Investigadores del Jet Propulsion Laboratory (JPL) han advertido sobre la posibilidad de encontrar materiales peligrosos en la base, como residuos químicos y diésel congelado, e incluso restos asociados al antiguo reactor nuclear portátil.
Groenlandia ha manifestado su preocupación ante la posibilidad de que su territorio se vea afectado por la contaminación de estos materiales. La situación plantea un debate sobre quién debería ser responsable de la limpieza y gestión de posibles contaminantes en territorios que están experimentando cambios significativos debido al calentamiento global.
En conclusión, el descubrimiento de la base secreta bajo el hielo de Groenlandia plantea interrogantes sobre el legado de la Guerra Fría y la responsabilidad ambiental en un mundo en constante evolución. Mientras los científicos continúan investigando los posibles riesgos asociados a esta estructura oculta, queda claro que la historia y la ciencia se entrelazan en un desafío que nos invita a reflexionar sobre nuestro impacto en el planeta.








