Dos años después de la invasión de Ucrania, el debate sobre la importación de gas natural licuado (GNL) vuelve a situarse en el centro del debate, justo cuando las informaciones indican que España es el país que más importa este combustible procedente de Rusia. Ante la situación, la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, instó ayer a que se reduzca o elimine la compra de GNL ruso en todos los Veintisiete «cuanto antes», mientras Bruselas se muestra dispuesta a hablar con los países sobre cómo podría aplicarse, aunque descarta medidas legislativas inmediatas.
España se convirtió el año pasado en el país que más importa GNL procedente de Rusia de toda la Unión Europea, superando a Francia, debido al gran número de terminales de regasificación con las que cuenta el país, que concentran un tercio de toda la capacidad de la UE. Así lo ha argumentado siempre el Gobierno al recordar que cuando el combustible se regasifica se envía a otros países europeos o a terceros.
España tiene un tercio de la capacidad de regasificación de toda la Unión Europea
Ribera ha lamentado muchas veces el aumento de las importaciones y el año pasado pidió en una carta a las empresas energéticas que dejaran de comprar gas ruso, pero la única fórmula viable -es lo que también defienden las empresas- es que se acuerde una prohibición a nivel europeo. porque a menudo existen obligaciones contractuales que impiden tomar medidas unilateralmente. «Insistiré en ello porque necesitamos una posición común en Europa, y no para el futuro, sino lo antes posible», insistió ayer la vicepresidenta, después de que Lituania propusiera en la reunión de ministros de Energía en Bruselas la prohibición de entrar a los ministros de Energía. . importaciones de gas ruso, a partir del 1 de enero de 2027. En este sentido, pidió a Bruselas medidas legislativas «urgentes» para que se pueda llevar a cabo. Sin embargo, con la legislatura a punto de finalizar, no hay tiempo para proponer medidas de esta magnitud.
Varios Estados miembros se mostraron favorables a la propuesta lituana, aunque, como destacó la ministra belga de Energía, Tinne Van der Straeten, cuyo país ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, «prohibir la importación de gas natural licuado de Rusia debe hacerlo mediante un paquete de sanciones y requiere unanimidad”. Sin embargo, no hay consenso entre los países y Alemania expresa abiertamente sus dudas.
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En este sentido, la posibilidad que se estudia es que dentro del llamado “paquete gas”, legislación que debe ser votada por el Parlamento Europeo en abril, se utilice una cláusula con la que los países puedan reducir las importaciones de gas. Sin embargo, deben cumplirse una serie de requisitos técnicamente complejos que dificultan especialmente su aplicación. Aun así, ante el interés de algunos países, la Comisión Europea se comprometió a discutir con las capitales que lo deseen cómo se podría aplicar esta reducción voluntaria.
Al mismo tiempo, los ministros dieron su visto bueno a mantener la reducción del 15% en el consumo de gas para el próximo año.
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