Con las rutinas de belleza y todos los consejos que tenemos a nuestro alrededor, cuidar nuestro exterior está a la orden del día, pero ¿y el cuidado interno? Es muy simple. Cuidamos mucho nuestra piel para que no nos salgan arrugas, manchas o signos que perjudiquen nuestra imagen estética, pero si no cuidamos también el interior, todo se refleja. Cuerpo y piel, interior y exterior, todo ello necesita cuidados y Es hora de empezar a pensar en los probióticos. Probablemente sepas cuáles son, pero encima de estas líneas te explicamos por qué tienes que aplicarlos en tu rutina.
Los probióticos son alimentos o complementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias buenas (microbiota normal) y podemos encontrarlos en alimentos como el yogur o el chucrut. En países como Reino Unido, más del 75% de la población incluye la suplementación en sus rutinasmientras que en España vamos bastante atrasados con este concepto.
Aquí viene la duda de muchas personas, ya que existen dos formas de ingerir o aplicar los probióticos. Si los tomamos a través de cápsulas el trabajo se hace internamente, controlando nuestra microbiota, implementando las bacterias buenas que la componen. Lo que queremos decir con esto es que El cuerpo estará controlado y no tendremos problemas que surgen desde dentro y son causados por bacterias malas como el acné o la rosácea.
Los expertos lo confirman, esto es lo que aseguran Lorena Perretta, directora de Programa de Nutrición Avanzada: «La suplementación nos permite cuidar la piel desde dentro, especialmente en aquellas capas a las que los cosméticos no pueden acceder. Aparte, «Los probióticos son la estrella de la ecuación: nos ayudan a absorber mejor otros nutricosméticos que tomamos y, además, equilibran las bacterias de la flora intestinal, equilibrando la microbiota del organismo, lo que interfiere directamente en una mejor salud de la piel». Cuando tomamos un probiótico, «Se encarga de equilibrar la microbiota aumentando o equilibrando el tipo de bacterias que la componen, de modo que predominen las que llamamos ‘bacterias buenas'», afirma la biotecnóloga y cosmetóloga de Byoode, Sonia Ferreiro.
La segunda forma de tener probióticos es la vía externa, aplicándolos sobre nuestra piel y controlándolo desde el exterior. «El estado de nuestra piel es, aproximadamente, resultado del 30% de los cuidados tópicos y del 70% de lo que ingerimos. Por eso es importante combinar ambos aspectos: tratar la piel desde dentro para que luzca bien por fuera y completar con un tratamiento cosmético que nos permita tratar y proteger la capa más superficial de la piel», explica Raquel González, cosmetóloga. y director técnico de Perricone MD.
Es importante controlar su ingesta o aplicación, ya que Nuestro cuerpo no puede aceptar una gran cantidad de probióticos. El problema del exceso puede provocar un desequilibrio en la flora intestinal y, por tanto, un aumento de los gases y del dolor.