El viaje del presidente brasileño a China y sus declaraciones contra los europeos sobre la guerra fueron la gota que colmó el vaso.
Europa aplaudió el regreso de Lula. Los años de la presidencia de Jair Bolsonaro habían dejado por el suelo las relaciones europeas con el país más grande de América Latina. Ningún líder europeo viajó a Brasil. Bolsonaro era una plaga política. Nadie quería salir en la foto con un presidente al que todos en Europa miraban como un personaje radical y bizarro.
Las políticas climáticas de Bolsonaro, sus piropos a Donald Trump y sus insultos a la esposa del presidente francés Emmanuel Macron provocaron que la relación quedara prácticamente congelada.
Lula volvió y las ventanas se abrieron y fluyó el aire y se ventiló un ambiente enrarecido y llegó la primera y crecieron las flores y los amantes se reencontraron y se tomaron de la mano para caminar por las avenidas. Pero aquí acaba la historia porque con los meses los europeos se han estado llevando decepciones quienes vaticinan que si la relación será mejor que con Bolsonaro, no será tan buena como durante el primer mandato de Lula.
El viaje del presidente brasileño a China y sus declaraciones contra los europeos sobre la guerra de Rusia en Ucrania fueron la gota que colmó el vaso. En Bruselas y en las cancillerías europeas las ciertas palabras del presidente brasileño son cada vez más molestasque alega que lo que deberían hacer Europa y Estados Unidos es dejar de armar a Ucrania.
las dudas
Repiten que si hacen eso el resultado será que Rusia conquistará a su vecino y Ucrania desaparecerá del mapa. Lula condena el ataque ruso pero su solución, estiman los europeos, permitiría que ese ataque lograra sus objetivos.
La decepción es profunda. Un texto elaborado por la diplomacia europea para una reunión de ministros de Exteriores la próxima semana deja por escrito que La Unión Europea está «preocupada por la posición de Brasil en la guerra con Rusia contra Ucrania y por la falta de compromiso de Brasil para cumplir con las políticas climáticas y ambientales.
La posición de Lula sobre la guerra en Ucrania molesta a Bruselas porque los europeos esperaban al menos una posición de neutralidad y creen que el Brasil de Lula está derivando hacia una posición de apoyo a China y de paso a Rusia.
Las instituciones de la Unión Europea también esperaban oficialmente que el regreso de Lula permitiera avanzar en el desbloqueo del acuerdo entre Mercosur y la Unión Europeacerrado desde junio de 2019 pero no firmado ni ratificado.
Pero aunque las razones últimas de este bloqueo van más allá de Bolsonaro y tienen que ver con el miedo europeo a la competencia del sector agrícola del Mercosur y de los países del Mercosur para abrir sus mercados a los productos industriales europeos, con Lula todo tenía que ir mejor que con Bolsonaro, creían en Bruselas.
El texto dice que «será de fundamental importancia avanzar en el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur». Alemania tiene una idea para hacer más atractiva la oferta europea que la china. Significaría que Europa no importa materias primas y tierras raras de los países latinoamericanos en general y del Mercosur en particular, sino productos ya procesados.
Competencia
Europa invertiría en cooperación con los países del Mercosur para producir minerales ya procesados y no hacer como China, que toma los minerales, los procesa y los revende.
Eso generaría más valor. y más actividad en la fuente. Pero los europeos saben que la competencia de China es muy dura porque, entre otras razones, los chinos no van por el mundo exigiendo, por ejemplo, determinadas políticas medioambientales o el no uso de determinados pesticidas.
La diplomacia europea va más allá y empieza a preguntarse, dicen fuentes del bloque, si Brasil, por su dependencia comercial de China, que ya es su primer socio, está dejando de ser uno de los grandes países neutrales del sur global como se entendía hasta ahora para acercarse al eje que formarían los chinos y los rusos.
¿Peor con Lula que con Bolsonaro? Un diplomático escandinavo dice que la opinión entre sus colegas no es esa sino que la decepción es profunda. Lula viaja a Madrid la próxima semana, donde se reunirá con el presidente Pedro Sánchez.
España, que también es miembro de la OTAN y que entrega armas a Ucrania, asumirá el 1 de julio la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea y entre sus prioridades para el semestre está el impulso de los pactos comerciales con América Latina. Y la guerra, como todos los países europeos.
pb