Bob Geldof ya la cantó. no me gustan los lunes. Los lunes tienen mala prensa. Son el primer día laborable de la semana (siempre que no seas periodista deportivo, carajo) y tienen forma de muro vertical que hay que escalar para llegar al martes, un día que no tiene fama de bueno ni de malo. a pesar de vivir puerta a puerta con el lunes toda la eternidad. El lunes es el peor, y si llueve mucho menos. La quintaesencia del mal rollo. La canción de Geldof, letrista de la banda The Boomtown Rats, se inspiró en una chica estadounidense de 16 años de San Diego llamada Brenda Ann Spencer, que disparaba desde su ventana a cualquiera que tuviera la mala suerte de estar a su alcance. Murieron dos personas. Su explicación: “No me gustan los lunes”. Brenda era una niña tan dulce.
“Su puta madre”, dijo Ter Stegen en un español de taberna (nacionalización, ahora) que se escuchó incluso en su Mönchengladbach natal cuando intentó levantar el balón por encima de Hugo Duro. ¿Sombreritos en un lunes lluvioso? Mala idea. El golazo de Fermín (le da igual un lunes o un jueves) quedó neutralizado por una frivolidad difícil de explicar. ¿Está el Barça preparado para luchar por la segunda plaza y nada más en el mes de abril? Negativo.
Para Araújo, por cierto, últimamente todos los días son lunes. El central uruguayo no está fino y le propinó un penalti/atropello a Peter Federico que sólo él protestó.
‘No me gustan los lunes’, cantó Geldof; El Barça se sobrepone a una jornada traicionera y lluviosa
El Barça jugó ayer lunes contra el Valencia y lo volverá a hacer dentro de dos semanas contra la Real Sociedad. Es el castigo por no hacer las cosas bien. Los lunes en el fútbol están reservados para los equipos que lo hacen pero no lo hacen. Él Compartir de los secundarios. El equipo blaugrana ha sido enviado a esas galeras como un suplicio. Ese exilio no encaja con la falsa alegría que mostraron la semana pasada Joan Laporta y Xavi el día que dieron una rueda de prensa para anunciar que el proyecto continúa.
Pero ojo, los lunes son malos para todos. Son daltónicos, no distinguen colores. Así que, así como gafaron al Barça, luego pudieron encargarse del Valencia, concretamente de Giorgi Mamardashvili. El portero solidario cantó como Ter Stegen hasta el punto de ser expulsado por tocar el balón con la mano fuera del área.
El lunes, ya, podría tener su día, pensaron de repente los barceloneses aficionados a Montjuïc, la mayoría visitantes ocasionales que viajaban a la montaña mágica como los que van a la Sagrada Familia. Turismo. Faltando un cuarto de hora para el final hicieron la ola con el 2-2 en el marcador. Esto no es cosa de lunes, aquí tienen una coartada. La responsabilidad de esta capitulación del socio azulgrana tiene otros culpables.
Mantener un jugador más es una ganga, equivale a abrumar a tu rival. Eso nos lo habían explicado para justificar el 0-4 parcial que le endosó al PSG la jornada de vuelta de los cuartos de final de la Champions cuando Araújo vio la tarjeta roja. La teoría singular se cumplió. Será cosa del lunes.
Fue complicado remontar ante el Valencia pero Lewandowski estuvo a la altura de su leyenda. Marcó tres goles, dos de nueve puros y uno de tiro libre. El polaco fue titular y impactante al mismo tiempo. Del brasileño de los 30 millones (+31) gastados por una junta que controla el gasto de cada euro (ejem, ejem) nunca más se supo de él. Pero los lunes tampoco tienen la culpa de ello.
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