Gracias a la Derecha creció la Izquierda

El giro a la izquierda registrado en América Latina abrió un intenso debate sobre las posibilidades de la socialdemocracia en la región. El origen de la socialdemocracia en Europa Occidental respondió a una serie de condiciones históricas y políticas hoy ausentes en América Latina, desde una economía que descansa esencialmente en la producción industrial hasta un sector mayoritario de trabajadores organizados. Por otra parte, las políticas neoliberales aplicadas en la región produjeron una heterogeneidad de la fuerza laboral y una profundización de la brecha social que complican las perspectivas. A pesar de esto, el artículo argumenta que una versión local de la socialdemocracia puede prosperar en América Latina, especialmente en aquellos países con sistemas de partidos estables y regímenes democráticos consolidados, como Uruguay, Chile y Brasil.

Desde 1998, nueve países latinoamericanos han elegido gobiernos de izquierda. Este giro político sin precedentes ha colocado a casi dos tercios de la población latinoamericana bajo algún tipo de régimen de izquierda y ha hecho añicos el llamado «Consenso de Washington». Sin embargo, el nuevo tipo de régimen es incierto y es fuente de disputas políticas. Algunos analistas creen que poco ha cambiado, asumiendo que las fuerzas del mercado global reducirán el rango de opciones políticas y disciplinarán a los gobernantes para que no se desvíen demasiado de las reglas liberales. Con mayor pesimismo, otros advierten sobre el peligro de un resurgimiento del populismo demagógico y sus correlatos políticos tradicionales: nacionalismo, estatismo y autoritarismo. Aun así, hay quienes plantean la posibilidad de que, tras la reestructuración neoliberal, surja una variante latinoamericana de la socialdemocracia, una alternativa que combine la democracia representativa con una economía de mercado e iniciativas estatales para reducir las desigualdades y promover la ciudadanía social.

Mi comentario explora las perspectivas de esta última posibilidad, a partir de las experiencias europea y latinoamericana para identificar diferentes restricciones estructurales e institucionales. Pero también intenta identificar las oportunidades políticas que permitan avanzar hacia la construcción de una socialdemocracia latinoamericana y explicar cómo es probable que el proceso de reforma en América Latina difiera del registrado en su momento en Europa Occidental. Sostengo que, al buscar la reducción de las desigualdades y la ampliación de los derechos sociales dentro de los límites de la democracia representativa y la economía de mercado, la izquierda latinoamericana se mueve en el campo general de la socialdemocracia. Sin embargo, los límites son marcadamente diferentes de los que existían en los modelos europeos clásicos, lo que garantiza que cualquier camino que se tome en América Latina tendrá un camino y un destino muy diferentes a los que se siguen en Europa.

POR LUIS DAVID FERNÁNDEZ ARAYA
ECONOMISTA
@LUISDAVIDFER

CAMARADA

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