Tras conocerse la sentencia contra Genaro García Luna en una corte de Brooklyn y presenciar la concentración de miles de personas en el Zócalo capitalino en defensa del INE, como reacción de la ciudadanía al llamado Plan B, el combustible se dispuso a armar el fuego sigue sumado a la maltrecha convivencia política nacional, escalando el tono de las descalificaciones e insultos que se arrojan a la cara de los principales personajes de la Administración Pública Federal y de los Partidos Políticos de Oposición.
Actitudes que calan y reproducen en los seguidores de estos grupos, caldeando aún más el clima social, de una pronta sucesión presidencial. En el que ambos bandos quieren ganar el mayor número de votantes, para ratificar, por un lado, la llamada Cuarta Transformación o lograr, por otro, la alternancia en el poder. Cabe señalar que los dos grupos no tienen mística, ni apego a la consigna fundamental del ejercicio de la Política, que es dirimir los conflictos y diferencias sobre la base del respeto al adversario, el diálogo y el consenso.
Como sabemos, la polarización política es un fenómeno social multifactorial, en el que los ciudadanos se dividen en posiciones irreconciliables y en el que no parece haber término medio ni lugar de encuentro entre las diversas creencias y opiniones.
La polarización es peligrosa, ya que a menudo está relacionada con la falta de moderación y la falta de diálogo. Donde cada uno desconoce la validez del otro, lo que puede derivar en situaciones de violencia y diferentes niveles de confrontación.
¿A quién conviene este clima de descontrol y confusión? ¿Quizás a los ciudadanos, a los jóvenes oa los niños? ¿O a los intereses de los líderes de los partidos políticos? A sus líderes, que buscan ganar más electores, porque según la mecánica electoral, quien tenga mayor número de electores tendrá mayores beneficios, en cargos y en prerrogativas económicas, es decir, en dinero.
Si bien la polarización no es nueva, en este sexenio se ha intensificado y cada día alcanza a más ciudadanos, quienes hartos de la situación económica y social crecen en la indignación y el desencanto, radicalizándose en sus posiciones ideológicas, alimentados por irresponsables Dirigentes que al parecer no reparan, ni les importa la severa ruptura social.
Sin embargo, es justo decir que hacer política no es la única causa de este divorcio ciudadano. El estilo de vida del mundo neoliberal cambió para siempre nuestras relaciones y las formas de nuestro entendimiento social, en el que uno de los fenómenos más impactantes es el de la avalancha de información, en el que la esfera pública se desintegra en espacios privados y como consecuencia, nuestra atención es se desvía y deja de enfocarse en temas relevantes para la sociedad, por lo que la democracia entra en crisis y la vida comunitaria se disuelve.
Hoy, la polarización tiene un gran aliciente, pues se privilegia la comunicación afectiva en lugar de los argumentos, pues los afectos viajan más rápido que la racionalidad. En esta comunicación emocional no priman las razones, sino la información con mayor potencial de excitación, generalmente condensada en fake news y teorías conspirativas que profundizan nuestras diferencias.
Por ello, un grupo de ciudadanos agrupados en el Observatorio de Seguridad Ciudadana de ProMéxico lanzó la campaña #HAGAMOS COMUNIDAD_OSC. Para volver a la Unidad.
Su razonamiento es muy oportuno en el momento en que nos encontramos y se convierte en un respetuoso, pero urgente llamado a detener la ira y el odio que ya no solo recorre los círculos políticos, sino también las calles, los hogares y los lugares de trabajo. de las personas que no participan directamente en este sector. Pero está inmerso en una confrontación sin sentido, que afecta a las personas, que, aunque tenemos diferentes formas de ver la vida, solo tenemos un país y en él compartimos un destino común.
Para materializar la iniciativa, los miembros de la asociación organizarán encuentros en universidades y espacios públicos. Buscarán altos funcionarios y representantes de los partidos políticos para propiciar un diálogo que alerte e inhiba conductas de polarización, e insistirán en advertir a la población a no caer en esta provocación que nos daña y separa como mexicanos y mexicanas.
Momentos difíciles como el que vivimos son espacios fructíferos para que prosperen las conductas de inconformidad y enfado social. El malestar que impera en este momento nos frustra y enerva, favoreciendo actitudes enfermizas y poco amables para motivar la convivencia social.
Buen momento para el Observatorio de Seguridad Ciudadana ProMéxico.
POR HUMBERTO MORGAN
@HUMBERTO_MORGAN
LSN
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