Madrid. La semana pasada, la policía georgiana reprimió manifestaciones pacíficas proeuropeas contra la llamada “ley antiextranjeros” en la hermosa capital, Tbilisi. La presidenta, Salomé Zurabishvili, condenó la represión y la ley.
La ley, propuesta por el gobierno liderado por el partido “Sueño Georgiano”, se considera represiva de la libertad de expresión y de las organizaciones de la sociedad civil, y exige que los medios de comunicación y dichas organizaciones se registren como “entidades bajo influencia”. extranjero” si reciben más del 20% de su financiación del exterior. La ley es similar a la rusa.
Georgia se declaró independiente antes de la disolución de la Unión Soviética el 9 de abril de 1991. Pero La transición hacia la independencia y la democracia no ha sido fácil para el fascinante y vital país caucásico.
Limita con Rusia, Armenia, Azerbaiyán y Türkiye y tiene una extensa costa sobre el Mar Negro. En su territorio conviven diversas minorías de estos países que favorecen los movimientos separatistas, así como diversas religiones, con preeminencia del cristianismo ortodoxo. En siglos pasados estuvo ocupada por los imperios persa, otomano y ruso.
Dos de sus territorios han estado en disputa e invadidos por fuerzas rusas en 2008: Abjasia y Osetia del Sur, precursora de la invasión rusa de Crimea y más tarde de Ucrania. Estados Unidos, Europa y la comunidad internacional optaron por no enfrentarse a Rusia en ese momento, también por los errores cometidos por el entonces presidente Mikhail Saakashvili al reprimir a los separatistas osetios. Ambos territorios se declararon repúblicas independientes, sin reconocimiento de la comunidad internacional.
El partido gobernante, “Sueño Georgiano”, fue fundado por Bidzina Ivanishvili, un oligarca rico y poderoso que hizo fortuna en la entonces Unión Soviética y que se considera alineado con Putin y Rusia. Gobierna en coalición. En la oposición destaca el partido Movimiento Nacional Unido, identificado con el expresidente Saakashvili, hoy en prisión.
En 1999 Georgia firmó un acuerdo de asociación y cooperación con la Unión Europea y ese año se unió al Consejo de Europa. En diciembre de 2023, la UE le concedió el estatus de “país candidato” y su entonces primer ministro, Irakli Garibashvili, declaró que “el futuro de Georgia está con la UE”. Desde 2008, la OTAN considera a Ucrania y Georgia como posibles miembros.
La invasión rusa de Ucrania ha llevado al gobierno y a la oposición de Georgia a recalibrar su relación tanto con Rusia como con la UE, por temor al belicismo ruso. El gobierno ha buscado un equilibrio entre la inclinación proeuropea de su población y el miedo al expansionismo ruso, siempre presente en Abjasia y Osetia. La posible entrada en la OTAN está aún más lejos.
Georgia enfrenta hoy el mismo dilema desde su independencia: Europa o Rusia.
POR MARTHA BÁRCENA COQUI
EMBAJADOR EMINENTE
@MARTHA_BARCENA
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