La medida no tiene precedentes. Y ya se le conoce como el “impuesto al carbono”. Tiene dos propósitos: proteger el medio ambiente y los productores europeos.
La Unión Europea aprobó en la madrugada de lunes a martes lo que ya se conoce como ‘tasa de carbono’ y cual es en realidad el primera tarifa ambiental del planeta.
La nueva herramienta tiene dos goles principal. El primero es ecologista porque pretende reducir la importación a Europa de productos que generan muchas emisiones contaminantes.
El segundo, escondido detrás de la primeraes proteccionista porque busca proteger a los productores europeos de la competencia, entiende que es desleal, por parte de sus competidores extranjeros que no cuentan con estándares ambientales tan exigentes.
el mecanismo es una de las medidas estrella de la Unión Europea descarbonizar la industria del viejo continente sin exponerla a las importaciones de países con regulaciones menos estrictas mientras intenta obligar a esos países a endurecer su legislación para que sus empresas puedan seguir exportando a Europa sin pagar este nuevo arancel.
Evitar los «vertederos ecológicos»
Los legisladores europeos creen que impedirá que empresas de terceros países hagan “vertedero ecológico” a los europeos y que no se sientan tentados a trasladar su producción fuera de la Unión Europea buscando estándares ambientales más laxos porque lo que ahorran lo acaban pagando en forma de aranceles.
El dispositivo, que oficialmente se llama Mecanismo de Ajuste de Carbono Fronterizoafectará importaciones como acero, aluminio, cemento, electricidad, fertilizantes e hidrógeno.
Más productos al pendiente
A partir de octubre de 2023, las empresas deberán aplicar la tarifa, aunque no la cobrarán hasta su plena entrada en vigor en 2026. A partir de 2030 se añadirán otros productos que generen emisiones contaminantes, a propuesta de la Comisión Europea y previa aprobación gubernamental. durante su producción. Ya apunta a plásticos o productos químicos.
Fuentes comunitarias explican que podría expandirse a bienes de consumo y no sólo a las materias primas porque, tal como está diseñada, la propuesta ya tiene agujeros. Un ejemplo práctico serían los coches. Varios modelos de Mercedes-Benz llegan al mercado europeo se producen en México con acero chino.
Si Mercedes-Benz importara acero chino a Alemania, pagaría ese impuesto al carbono; si importa los autos fabricados en sus plantas de México con acero chino, no lo paga.
El acuerdo es histórico porque Es el primero así en el mundo. La Unión Europea llevaba más de una década intentando avanzar en la creación de esta nueva herramienta, que había chocado con grandes potencias como Estados Unidos y China.
Las instituciones europeas consideran que no es una herramienta proteccionista Más bien, evita la competencia desleal, por lo que esperan que si se presenta una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), les dará la razón.
En un informe para el think tank Bruegel, el economista André Sapir argumenta que limitar el impuesto al carbono a un puñado de productos, los más contaminantes, es una forma de evitar la incompatibilidad con las normas de la OMC y la ira y las represalias comerciales de los socios comerciales. como China, Brasil, India, Japón, Corea, México o Estados Unidos.
El ‘impuesto al carbono’ es parte de un conjunto de medidas, incluidas en el paquete ‘FIT FOR 55’, que bbusca reducir en un 55% las emisiones contaminantes europeas en 2030 con respecto a 1990 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.
los los importadores serán responsables de monitorear para su cumplimiento. Tendrán que comprar certificados que cubran las emisiones directas de CO2 provocadas por los productos que importan para tener costes comparables a sus competidores que producen en Europa.
El mecanismo especifica que si se importa de un país que ya tiene un sistema de fijación de precios de emisiones de carbono, solo se pagará la diferencia. Argentina lo tiene.
La Comisión Europea calcula que podría obtener hasta 14.000 millones de euros al año por la recaudación de ese impuesto al carbono. Este dinero irá en principio a engordar el presupuesto comunitario, por lo que se reducirían las aportaciones nacionales.
Bruselas, especial
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