«Cuando el régimen reconoce que algo está mal es porque en realidad está peor» comentó un usuario de Facebook.
Cuba concluye su primer año tras haber implementado esta reforma, denominada oficialmente (Des) Ordenamiento Monetario, que implicó un aumento promedio de salarios de 450%, pero también el alza de precios.
El sueldo mínimo se estableció en enero en 2.100 pesos mensuales (87 dólares) y al término del año el salario medio del país se ubicará en 3.934 pesos mensuales (unos 163 dólares), pero en el mercado negro el dólar se cotiza sobre 65 y los precios se han multiplicado.
El funcionario del régimen justifico que la inflación obedeció a factores externos por la pandemia en el mundo y el clásico discurso del recrudecimiento del embargo económico de Estados Unidos contra la isla, desde que Donald Trump llegó al poder y que su sucesor Joe Biden no ha modificado.
Sin embargo, a pesar de las justificaciones del régimen castrista, el discurso ha sido de achacar su incapacidad y desgobierno a los supuestos efectos del «bloqueo», lo cierto es que las exportaciones de alimentos de producción agrícola de EEUU a Cuba aumentaron un 91% en octubre último, un incremento del 80,5% interanual, según cifras ofrecidas por el Consejo Económico y Comercial Cuba-EEUU.
Es necesario aclarar que estas ventas son al contado, o sea en efectivo, y se rigen por un inciso de la ley del año 2000 que alega razones humanitarias para vender alimentos y medicinas a pesar de la medida restrictiva. Las operaciones comerciales en Estados Unidos tienen la ventaja, no obstante, de precios competitivos y la rapidez en la entrega, pero la ley estadounidense no permite al gobierno cubano obtener crédito mientras no conovoque elecciones libres y se establezca la democracia.
Ese ritmo de ventas a la isla implica que ahora la Isla es el mercado número 63 en lo que a exportación de alimentos y productos agrícolas estadounidenses supone.
De hecho el senador Marco Rubio, dijo este año: «no hay barcos estadounidenses bloqueando Cuba o rodeando la. De hecho, Cuba francamente no tiene un embargo en la forma en que la gente piensa. Cuba comercia con el mundo entero. Por ejemplo, Cuba exporta cada año $ 1.200 millones de dólares, lo que no parece mucho, pero lo es para una isla de 11 millones de habitantes. Exportan $ 461 millones de dólares a China, $ 127 millones de dólares a España, $ 65 millones a Holanda, $ 64 a Alemania. Este no es un país aislado, comercian con todos los países del mundo, ¡importan $ 5.3 mil millones de dólares al año! Solo con España importan mil millones de dólares. Otros $ 790 millones de China, $ 327 millones de Italia, $ 295 millones de Canadá y Rusia. Entonces importan más de $ 5 mil millones de dólares, exportan más de $ 1,2 mil millones de dólares. Cuba no está aislada, comercia con todos los países, este régimen comercia con prácticamente todos los países del planeta. ¿Sabes con quién más comercian? Con los Estados Unidos de América: importan casi $ 280 millones de dólares al año, casi tanto como lo hacen con Canadá y Rusia. Y nadie acusa a Canadá o Rusia de tener un bloqueo a Cuba. El 66 por ciento del pollo que se come en Cuba proviene de Estados Unidos. La mitad de su soja proviene de Estados Unidos. Solo hay un bloqueo en Cuba. Y es el bloqueo que este régimen le ha impuesto a su pueblo”.
Para los que piden el fin del embargo, Rubio aclaró: “La ley que codificó el embargo tiene una cláusula que dispara automáticamente el fin de este. ¿Y quiere saber cuál es este estricto estándar que está en esta ley? Liberen a los presos políticos, prensa libre, elecciones libres, justas y multipartidistas. El régimen hace esas tres cosas y el embargo termina automáticamente.
Pronósticos
El ministro Gil con extremo optimismo disfrazado reiteró que en 2022 se espera un crecimiento del PIB de 4%, con una recuperación paulatina de la economía y una rehabilitación de la industria turística, motor económico de la isla.
En 2021, la economía creció 2%, por debajo del 6% esperado por las autoridades al principio de año.
«¿Por qué la economía no pudo sostener ese crecimiento? Por el bloqueo, por el arreciamiento del bloqueo, las medidas que se nos impusieron y las restricciones al acceso al combustible al país», dijo el ministro que admitió, sin embargo, que hay varios aspectos a corregir de la reforma.
El efecto de esta dolorosa reforma fue una de las detonantes de las históricas manifestaciones del 11 de julio, cuando la gente se echó a las calles al grito de «Tenemos hambre» y «Libertad» en unas 50 ciudades del país.
Realidad
Un artículo del economista Elias Amor para CUBANET analiza los distintos escenarios de esta afirmación tardocastrista.
Reproducimos el texto a continuación:
Los dirigentes comunistas anunciaron en la Asamblea Nacional que la economía cubana crecerá un 4% en 2022. Una cifra sorprendente y que peca de exceso de optimismo, si se piensa que lo más probable es que en 2021 el PIB vuelva a descender alrededor de un 2% a pesar de que las estimaciones oficiales sitúan el crecimiento justo en esa misma cantidad, pero en positivo.
No se trata de jugar con el conejo y la chistera. Hasta el tercer trimestre de 2021 el PIB cubano había descendido un -1,2% (tomando los datos promedio de los tres primeros trimestres). Si la economía creciera un 2% al final de 2021 el cuarto trimestre del año tendría que alcanzar un incremento interanual de un 6,5%, lo que parece difícil de lograr, si se tiene en cuenta la situación de los principales sectores y actividades. De modo que lo más probable es que la economía acabe el año viendo caer nuevamente el PIB, y nuestra estimación es que acabará situándose entre el -1,5% o -2% anual.
De ese modo, la economía cubana acumulará dos años y medio largos de recesión, la más duradera de todos los países de América Latina y el Caribe, desde que empezó a caer el PIB trimestral en el segundo semestre de 2019, como consecuencia de la reducción inesperada de los suministros de petróleo venezolano y la llegada de menos turistas. Luego se suman los estragos de la pandemia, en 2020, y la Tarea Ordenamiento en 2021. El cúmulo de fatalidades y despropósitos han provocado que la economía cubana se encuentre en un círculo vicioso del que las autoridades no saben cómo salir, en tanto que han acabado creando nuevos y graves problemas que afectan el crecimiento.
El más importante de todos: la inflación. Situada en un 69,5% en noviembre en tasa interanual, continuará aumentando hasta más allá del 70%, que es una de las tasas más elevadas de América Latina. Un proceso de elevación del nivel de precios que ha sorprendido a las autoridades, que pensaban de forma inocente que la combinación envenenada de medidas de la Tarea Ordenamiento no iba a causar este problema. El precio del transporte y los alimentos se ha disparado a tasas interanuales del 180% y 99%, muy superiores a la media. E incluso los precios de los llamados “logros de la Revolución”, como la sanidad, la educación o los servicios sociales, han crecido en un 20% en promedio. Estas diferencias provocan cambios muy profundos en los precios relativos que generan trasvases de rentas no deseados entre unas actividades (aquellas cuyos precios crecen más) y otras (aquellas cuyos precios crecen menos), lo que distorsiona la asignación de recursos.
La inflación afecta el crecimiento económico de corto plazo, porque reduce el poder adquisitivo de las rentas salariales, pensiones y depósitos de la población; y ello causa efectos devastadores sobre la demanda de consumo que actúa como motor de crecimiento. Afecta a los costes de las empresas porque tienen que pagar precios más elevados por los insumos.
Más de 500 empresas se encuentran en situación de insolvencia por este motivo. La inflación reduce la competitividad exterior de la economía, porque eleva los precios internos por encima de los competidores, y eleva los costes financieros cuando va acompañada de aumentos de los tipos de interés. En suma, la inflación cercena el crecimiento económico, de modo que su corrección será el principal reto de las autoridades si se pretende crecer un 4% en 2022.
Para crecer más, la economía cubana necesita reformas estructurales que vayan más allá de la aprobación de MINIPYMES o de CNA a costa del trabajo por cuenta propia, que se mantiene estancado en sus cifras totales. La economía cubana necesita reducir el peso abrumador del Estado en las distintas actividades y otorgar una mayor relevancia al sector privado en el conjunto de la economía. Se trata de promover reformas estructurales que apoyadas en el respeto a los derechos de propiedad privada y el mercado como instrumento de asignación de recursos, permitan conseguir una mayor eficiencia al tiempo que se incrementan la productividad y competitividad.
Esto significa un compromiso cierto y creíble de reducción del gasto público corriente e innecesario, apostando por mayores inversiones públicas en infraestructura. Para lograr ese nuevo enfoque presupuestario, hay que reducir los subsidios que reciben las empresas y, al mismo tiempo, la enorme presión tributaria y no tributaria que ejerce el Estado sobre estas. En definitiva, encarrilar el déficit a una senda compatible con los objetivos económicos, porque no es sostenible mantener un desequilibrio presupuestario superior al 20% del PIB. La ideología comunista pesa en exceso para lograr esa previsión del 4%.
Para crecer más, hay que controlar el exceso de liquidez que existe en la economía (la participación de M2 en el PIB es del 120%) y que hunde el valor del peso con respecto a las principales divisas, y poner fin al apoyo de fórmulas como las tiendas en MLC, que impiden el objetivo de unificación monetaria de tan alto coste económico y social (la Tarea Ordenamiento). También hay que devaluar el peso para darle un valor más real y, si el Banco Central no tiene divisas para intervenir comprando y vendiendo para el sostenimiento del tipo de cambio, entonces apostar por un tipo flexible que permita la adaptación del valor de la moneda a la coyuntura de la economía, evitando la vergüenza que supone mantener operaciones en un mercado informal de cambios que paga hasta tres veces menos por la moneda nacional.
En definitiva, para crecer más hay que ejecutar medidas de política económica fiscal y monetaria responsables, con un enfoque de objetivos e instrumentos adecuado, que suponga dejar definitivamente atrás el fracaso de la planificación central y de los mecanismos de intervención que posee el Estado en la economía. Hay que pagar las deudas a los acreedores internacionales, a sus debidos plazos para que puedan facilitar el acceso de la nación a los mercados internacionales sin las consabidas interrupciones, y es necesario despejar incertidumbres y atavismos ideológicos que son un obstáculo para que crezca la economía cubana.
Más crecimiento económico significa una mayor corriente de bienes y servicios que debidamente canalizada a la población por los mercados de oferta y demanda con precios competitivos y flexibles, empezará a reducir la inflación, lo que mejorará las condiciones de vida de todos los cubanos facilitando una mayor capacidad adquisitiva. De hecho, el principal remedio contra el mal de la inflación es crecer más, diseñando e implementando políticas desde la oferta que faciliten a los agentes económicos el desarrollo de su actividad, la acumulación de riqueza y el reparto de beneficios; así como pagar mejores salarios, más impuestos en su caso, e invertir en el futuro. Alguien tiene que sacar a la economía cubana del marasmo colectivista en que vive asediada por un partido único y una ideología de reconocido fracaso en la gestión de la economía, véase, si no, lo que chinos o vietnamitas hicieron al respecto.
Sin ese abandono de fórmulas obsoletas e impracticables, no será realista anunciar crecimiento del 4, el 6 o el 10%, porque como enseña la historia, año tras año, esas proyecciones no se cumplen, y luego no hay exigencia de responsabilidades. La credibilidad de los dirigentes de la economía cubana está en juego y el escrutinio internacional debe preocuparles sobre todo si Cuba se queda definitivamente atrás mientras que el resto de países salen progresivamente de la crisis.
Pero hay algo que debe preocupar más aún a los dirigentes comunistas si la economía cubana sigue sin crecer, y es el malestar social, es decir, que vuelva a producirse un nuevo estallido de protesta popular como el vivido el 11J. Esa posibilidad es más que real si la economía no supera el círculo vicioso al que se ha visto empujada por la Tarea Ordenamiento y las consignas ideológicas partidistas. Solo con más crecimiento económico, los cubanos pueden dejar atrás las calamidades en que viven el día a día, pero la historia no concluye ahí y eso lo saben los dirigentes. La decisión está en sus manos.