El Banco de España ha advertido recientemente de que los jóvenes tienen menos capacidad para acumular riqueza, lo que los hace vulnerables a posibles crisis. Los jefes de hogar menores de 35 años han pasado de un patrimonio neto de 100.000 euros en 2008 a 20.000 euros.
¿Es esto realmente así?
Bueno, hay varios elementos a tener en cuenta.
En primer lugar, el grueso de los activos de los españoles ha estado en el sector inmobiliario. En 2008, las valoraciones inmobiliarias todavía estaban a precios de burbuja. Parte de esa reducción es el valor de tasación, no el capital líquido.
En segundo lugar, la esperanza de vida ha aumentado en España más de tres años desde 2008. Es muy difícil cuantificar la cifra, pero es un dato sustancial. Hay muchas personas menores de 35 años que no han heredado lo que ya habrían heredado en 2008, computándose aún esa herencia en el rango de los mayores de 80 años.
En tercer lugar, en 2008 había 20 millones de personas menores de 35 años. Actualmente, hay 17 millones. Es decir, son tres millones menos. Los mayores de 35 años, en cambio, han pasado de 25 a 30 millones. Es decir, cinco millones más. El patrimonio se ha concentrado en esa población y por eso hay menos para repartir entre los menores de 35 años.
Un estudiante en la Selectividad
Ahora bien, es cierto que el desempleo juvenil en 2008 era aproximadamente del 14%. Hoy es el 28%. Ha sido doblado. El ahorro es fruto de los ingresos, por lo que la precariedad laboral juvenil explica buena parte de este empobrecimiento de los más jóvenes.
También hay un aspecto social. La preferencia por el ahorro entre las nuevas generaciones está disminuyendo. Las nuevas generaciones, ya sea porque no pueden hacerlo o porque no les interesa, tienen aversión a las ataduras, vínculos y compromisos. Y una hipoteca son las tres cosas al mismo tiempo. Sumemos su preocupación por la sostenibilidad y que esto contribuya aún más a la cultura de no tener, no poseer y, en cambio, pagar por usar o compartir. Esto les permite disfrutar aún más del presente, en forma de viajes y ocio. No en vano, el porcentaje de viajeros jóvenes ha aumentado más de un 40% desde 2008, con más pernoctaciones que antes.
No estoy aquí para decir que los jóvenes no quieran ahorrar. Muchos no pueden, pero también hay quienes no quieren. Las experiencias, la tecnología y los contenidos interesan más que los ahorros, los activos y las previsiones. Como ocurre con tantas otras cosas, se trata de un fenómeno multifactorial.
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