Si hace 18 años se hubiera aparecido un señor de Michigan y se hubiera puesto a hablar del “ecosistema digital” en medio de un museo de Barcelona, alguien habría llamado al personal de seguridad para pedir que sacaran a ese individuo de allí. Pero no estamos en 2006, estamos en febrero de 2024, los hoteles están llenos de profesionales del sector que han venido de medio mundo y el hombre de Michigan es John Hoffman.
La cara visible del Mobile toma el micrófono en la Fundación Antoni Tàpies para celebrar uno de los principales legados que deja el mayor congreso celebrado en Barcelona: un sólido ecosistema digital de empresas y profesionales que se ganan la vida durante todo el año en la ciudad fuera de las cuatro días del evento que actuó como catalizador. “En 2006 no había ecosistema – recuerda Hoffman – y con el paso de los años hemos pasado de un evento que se celebra una vez al año a dejar un legado”. Cerca de 50.000 personas trabajan entre empresas emergentes y 140 centros de grandes empresas establecidas en la capital catalana.
Hoffman celebra el legado del congreso durante la reunión informal del sector en la fundación Tàpies
El director general del MWC, al que le piden que se haga fotos con él como si fuera una estrella de rock, atribuye parte del mérito a la fundación Mobile World Capital, en la que está representada la propia organización del congreso y las administraciones públicas. y socios privados. Precisamente MWCapital está detrás de la organización del Mobile Lunch, un evento que reúne el domingo al mediodía a cerca de 400 profesionales del citado ecosistema digital para dar el pistoletazo de salida al congreso unas horas antes de la cena más institucional y de la vorágine imparable una vez finalizada la jornada. Las puertas del recinto ferial se abren este lunes por la mañana.
Tàpies afirmó que “una obra de arte debe dejar perplejo al espectador” y lo cierto es que muchos de los asistentes quedan impresionados por el ambiente en el que se desarrolla una reunión ya habitual que ha pasado previamente por el Palau de Congressos, el mercado de la Boquería y Palo Alto. En este entorno elegido para conmemorar el centenario del nacimiento del artista, con cuadros de gran formato en las paredes y bandejas llenas de comida por todas partes, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, se enorgullece del polo tecnológico del sur de Europa en el que se encuentra la ciudad se ha convertido.
Y es entonces cuando, consciente de que el Mobile vive uno de los momentos más tranquilos de los 18 años que lleva aquí, Collboni proclama que “Barcelona ha vuelto, para competir y para compartir la idea de que la tecnología tiene que estar al servicio de la sociedad”. y no la sociedad al servicio de la tecnología”. En el mismo sentido, el ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, insta a alcanzar «un consenso con los agentes sociales y la sociedad civil para afrontar el gran debate sobre los límites que se ponen a las máquinas».
Es lo que se conoce como humanismo tecnológico, un concepto que un par de asistentes preguntados al azar son incapaces de explicar, al igual que los que están a su lado no pueden entender qué quería transmitir Tàpies con aquel par de calcetines enganchados en un enorme cuadro al lado de la OMS. Degustar una buena ración de chorizo con frijoles que no requiere explicación.
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