«Muchachos, no se involucren en esta pelea, no es suya».es la advertencia que emana de los futuros funcionarios de Javier Milei hacia la dirigencia sindical, en la búsqueda de despejar las nubes de conflicto en las calles que ven inevitable, a partir del 10 de diciembre.
En las conversaciones con los antiguos jefes sobre la reforma del Estado y el ajuste a implementar desde el primer día, la propuesta resulta en El principal conflicto no será con el sindicalismo privado, sino con los sindicatos estatales.
La advertencia no es casual. El dos gremios que representan a los trabajadores estatales, UPCN que dirige Andrés Rodríguez y ATE, cuyo secretario general es Rodolfo Aguiar, acaban de acordar en plena transición y con un gobierno que se va, un aumento salarial del 19,9% para noviembre y diciembre y un bono de $70 mil que deberá hacerse cargo la administración de Milei.
El diálogo sin filtros entre los enviados del futuro gobierno y los unionistas tiene un precedente inmediato. Hace días Clarín reflejó una advertencia de la dirección de la CGT: “Si avanzan en derechos laborales y sindicales tomaremos medidas”. Aludieron a la duda sobre el pago del bono que planteó el propio Milei, y al freno a la obra pública.
Detrás del futuro secretario de Trabajo, Omar Yasin, se encuentran otros exfuncionarios macristas como Horacio Pietrau y Miguel Ponte.
Porote
A pocos días del triunfo de Milei en la segunda vuelta electoral, de la mano de Mauricio Macri, el vínculo entre ambos -dicen- esta intactoy es lo que garantiza que los roces que se vienen dando hacia abajo no sean mayores.
En el macrismo no ocultan su enojo con Patricia Bullrich por haber privilegiado su incorporación al gabinete nacional frente a una alianza más amplia entre La Libertad Avanza y el PRO, del que actualmente es presidenta.
“Patricia se apresuró a agarrarlo. Quizás por la ansiedad de tener un puesto, fue a preguntar por Petri y por ella misma. Pero si cada uno negocia lo suyo, hablamos de personas y no de proyectos, la cagamos”.Describe crudamente a un macrista de paladar negro.
El expresidente aún no tiene claro si convocará a una reunión de Juntos por el Cambio para convocar a una alianza con Milei, o buscará avanzar de manera unilateral.
Con la calculadora en mano, aseguran que con unos 50 diputados del PRO, más algunos socios menores, los cordobeses, los 40 libertarios y un pequeño bloque que arma Emilio Monzó para sacar votos de vez en cuando, la primera minoría Lucharía contra el kirchnerismo.
Especialmente si se suman a algunos radicales. Apuntan a los mendocinos cuyo referente es el gobernador Alfredo Cornejo, pero también a otros dirigentes que trabajaron con Bullrich como Maximiliano Abad, titular de la UCR bonaerense. El propio Macri, que inauguró la categoría de «los orcos», habla ahora de «radicales saludables» a aquellos que demuestran más colaboración con el gobierno libertario y «radicales nocivos para la salud» a quienes se oponen.
“En el macrismo no tienen idea, los radicales son orgánicos y no vamos a romper con el partido por acercarse a Milei o por un puesto”dice un dirigente de la UCR que supo apoyar a Bullrich.
Cercanos al expresidente advierten a los milleístas que para esta próxima etapa es vital que el presidente de la Cámara de Diputados sea Cristian Ritondo, porque es quien recogería los votos. “Si van a un poroteo y no construyen una idea de gobernabilidad, estamos en el horno” ellos discuten.
El mensaje es un tiro de elevación, entre otros, para el futuro ministro del Interior, Guillermo Francos. “Lo que querían era que no hubiera una toma del PRO en La Libertad Avanza poniendo a Randazzo”.dicen, como un gesto de autonomía.
Ante el nuevo ajedrez político-ideológico, lo que parece inevitable para el macrismo es el fin de Juntos por el Cambio. Ese espíritu anida la formación de un nuevo interbloque de diputados de centroderecha y derecha, que se disputan el voto con el peronismo. Evidentemente, si algo fuera de centro y centroizquierda, también debería llamarse de otra manera. Así seguirán alimentándose el cementerio de alianzas electorales que han repetido sus fracasos en las últimas décadas.