LA HABANA CUBA – Frente al edificio donde vive Guzmán, de 69 años, excombatiente de la guerra de Angola, en la calle 17 entre 10 y 12, en el barrio habanero del Vedado, se inauguró un elegante negocio privado. “Una libra de filete de res cuesta 3 mil pesos (12 dólares al tipo de cambio en el mercado informal), un salón con dos asientos 200 mil pesos (800 dólares) y una caja de chocolates vale un millón. Casi todos los dueños de estos negocios son familiares o hijos de mayimbes (personas afines al régimen)”, dice Guzmán.
“El país se está hundiendo y está formado por sinvergüenzas que nos gobiernan que siguen diciendo mentiras y hablando mierda. Los que creímos en Fidel y arriesgamos la vida luchando en otros países ya no contamos. Sólo servimos como propaganda política o para que nos den una medalla de calamina en alguna conmemoración”, se queja Guzmán.
En esa zona del Vedado proliferan numerosos negocios privados, que van desde fotógrafos y organizadores de fiestas de quinceañeras, diseñadores de muebles hasta boutiques de ropa de marcas.
“Me gustaría que hubiera elecciones y pudiéramos elegir al presidente. Estoy a favor de cambios que mejoren nuestras vidas. Pero no puedo estar de acuerdo con esos inventos que han empobrecido aún más la vida de los cubanos. Ninguna de las medidas de Díaz-Canel ha funcionado. Ni la Tarea Planificación, ni las 63 medidas para incrementar la producción agrícola ni la apertura de las Mipymes. Sólo han beneficiado a quienes reciben remesas o viven del robo y la invención. Los jubilados y los trabajadores estatales tienen que ver las cosas detrás del cristal”, dice Guzmán.
La crisis económica en la Isla aún no ha tocado fondo. Cuando parece que las cosas no pueden empeorar, bajas un paso más. La gente no ve mejoras. Y el precio de los alimentos no deja de aumentar.
Según el VI Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, considerando el ingreso total de los hogares, el 88 % de los ciudadanos vive en la pobreza extrema y el 62 % dijo tener problemas a la hora de comprar las cosas más esenciales para sobrevivir. .
En esa encuesta, el 78% afirmó que por falta de dinero o escasez de alimentos se había saltado una comida diaria, sólo el 5% había obtenido medicamentos en las farmacias y el 15% tomaba medicamentos vencidos.
La crisis en Cuba va más allá de lo económico. Es sistémico. Y afecta a todos los niveles de la sociedad, empezando por la producción de alimentos, la descapitalización de las industrias, la abrupta caída de la agricultura, la ganadería, la avicultura y la pesca y terminando con una brutal caída de la educación, la salud pública y la asistencia social.
No hace falta ser un especialista para darse cuenta de que debido a las terribles políticas implementadas por el régimen, el país está al borde del colapso. El embargo económico y financiero de Estados Unidos, provocado por el impago del gobierno revolucionario de Fidel Castro a las confiscaciones de propiedades estadounidenses, dificulta la obtención de créditos e integración en mecanismos como el FMI o el Banco Mundial.
Pero un alto porcentaje de la actual debacle en Cuba es responsabilidad de quienes la gobiernan.
Tras una etapa más o menos exitosa en los primeros años de la llamada revolución cubana -gracias al subsidio soviético que multiplicó por cinco el Plan Marshall a Europa tras la Segunda Guerra Mundial-, la ineficaz gestión de dirigentes y funcionarios acabó por sepultar agricultura. y la producción ganadera, porcina, avícola y pesquera. El 90 por ciento de las cosechas agrícolas se han reducido a la mitad o más. La industria azucarera, orgullo de la nación desde hace varios siglos, es incapaz de producir ni siquiera las 600 mil toneladas destinadas al consumo interno.
Si las autoridades no aplican reformas económicas profundas, el desastre en Cuba es inminente. La prolongada crisis ha impactado gravemente los valores y la moral de las personas. En los diez primeros meses de 2023 se habían producido 71 feminicidios, veinte más que en España con una población de 48 millones de personas. También han aumentado los robos en viviendas ocupadas, los asaltos y los delitos violentos.
Yilena, enfermera, confiesa que “hay tantos problemas que he pensado en suicidarme. No hay paz en ninguna parte. Apagones, escasez de agua, servicio de transporte público caótico, hospitales sin medicamentos básicos, escuelas sin maestros y con muy baja calidad de enseñanza. Sin contar la lucha diaria en busca de alimento. Por eso la gente está emigrando. “Cuba se ha convertido en un manicomio”.
Norberto, un agricultor, está convencido de que la crisis alimentaria es inducida por el gobierno. «Díaz-Canel es el principal culpable de tantos disparates. Si en lugar de exportar dos mil millones de dólares para comprar alimentos, ese dinero se invirtiera en producir alimentos en el país, cantaría otro gallo. ¿Sabes por qué el Estado no lo hace?» ?» «, se pregunta y él mismo responde: «Porque GAESA gana más dólares con la reventa de alimentos procesados que invirtiendo en agricultura».
Los números le dan la razón. El régimen de La Habana invierte 16 veces más en la construcción de hoteles que en agricultura, salud pública o educación. Gustavo, economista, cree que «esa es una de las razones por las que Cuba va cuesta abajo. Si apenas se invierte en producción de alimentos, infraestructura pública, salud, educación y asistencia social para más de 700.000 cubanos sin hogar, el país simplemente se hundirá». La pregunta que se hacen todos los expertos es ¿cuál es el motivo para implementar una estrategia tan loca?
Gloria, ama de casa y madre de tres hijos, cree que el régimen actúa así por maldad. «Nos utilizan como si fuéramos animales de laboratorio, para hacernos pruebas», dice mientras muestra su nevera vacía, sólo con botellas de agua. «No tengo nada para alimentar a mis hijos. Tengo que salir a la calle a buscar una bolsa de pan y tres huevos y preparar un trozo de pan y una tortilla para cada uno. Es un crimen lo que está haciendo el gobierno con el pueblo». , especialmente con los niños.»
Guzmán, el exsoldado que combatió en Angola, espera que vendiendo un centenar de bolsas de nailon y unas cajetillas de cigarrillos en una esquina del nuevo negocio privado pueda comprar un paquete de croquetas. La carne de vacuno no está a su alcance.