El gobierno del presidente Joe Biden se ha visto envuelto en una controversia sobre la falta de transparencia y credibilidad luego de que la hospitalización del secretario de Defensa, Lloyd Austin, se mantuviera en secreto durante días, incluso de la Casa Blanca. Esta situación ha generado críticas y dudas sobre la capacidad del gobierno para cumplir con sus promesas de competencia y transparencia.
La falta de divulgación del estado de salud de Austin ha llevado a una revisión de los protocolos establecidos para evitar este tipo de fallos en todo el gobierno. Incluso los principales subsecretarios de Austin no tuvieron conocimiento de su condición durante varios días, lo que ha generado investigaciones por parte de los republicanos del Congreso sobre si se ignoraron los requisitos legales para informar al Congreso.
Esta falta de transparencia también ha puesto en la mira la salud del presidente Biden, quien ya enfrentaba preguntas y preocupaciones sobre su edad. Estas cuestiones sobre la transparencia y la salud han dejado a la Casa Blanca a la defensiva en un año electoral y han dado munición a los oponentes políticos de Biden.
El Pentágono reveló finalmente que Austin tiene cáncer de próstata, pero la falta de divulgación oportuna ha generado críticas y ha socavado el mensaje del presidente de restaurar la capacidad en su gobierno. Aunque no existe un requisito legal para que los funcionarios públicos revelen su historial médico, es común que los candidatos y titulares presidenciales y vicepresidenciales lo hagan. Sin embargo, figuras importantes como Mitch McConnell y Ruth Bader Ginsburg han optado por mantener reservada su salud en el pasado.
La falta de divulgación de la condición médica de Austin también plantea preguntas sobre los protocolos establecidos para informar sobre las ausencias de los miembros del gabinete. Mientras que no existe una política a nivel de todo el gobierno de Biden sobre este tema, se espera que se informe a la Casa Blanca de tales circunstancias. La cadena de mando en el Pentágono y la importancia de su secretario de Defensa en la línea de sucesión presidencial hacen que sea aún más crucial que se notifique al presidente y a los altos funcionarios militares de cualquier ausencia.
El incidente ha llevado a una revisión de los procedimientos en el gobierno y se espera que se discutan en una reunión con el jefe de despacho de la Casa Blanca y los miembros del gabinete. Además, se ha ordenado a los secretarios del gabinete que informen sobre cualquier procedimiento existente por el cual puedan delegar su autoridad en caso de incapacidad o pérdida de comunicación.
En resumen, la falta de transparencia y divulgación oportuna sobre la hospitalización del secretario de Defensa ha generado críticas y dudas sobre la credibilidad del gobierno de Biden. Esta situación ha puesto a la Casa Blanca a la defensiva y ha dado munición a los oponentes políticos que cuestionan si su gobierno cumple con sus promesas de competencia. Se espera que se realicen revisiones y cambios en los protocolos establecidos para evitar este tipo de fallos en el futuro.