El inflación y el ajustamiento Deprimen los ingresos de la población a niveles que no se observaban desde hace más de dos décadas en Argentina. Y Aunque los precios muestran una desaceleración y comienzan a aparecer estimaciones mensuales de un dígito, el consumo sigue reprimido.
Ayer, el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central (BCRA) informó que la inflación para abril se estima en 9% y para mayo en 7,5%, por debajo de perspectivas anteriores. A lo que se sumó el IPC de ESEADE, que registró en abril un incremento mensual del 7,7%, sumándose a las previsiones privadas.
«De esta manera, la inflación se desacelera por cuarto mes consecutivo desde el pico de 25,5% mensual obtenido en diciembre del año pasado»afirmó el departamento de Economía de la universidad. Los datos oficiales del INDEC se darán a conocer el próximo miércoles 14 de mayo.
El informe destacó que si estos datos fueran confirmados por el INDEC, la inflación volvería a un dígito después de cinco meses, aunque todavía en un nivel alto. «Las perspectivas mejoran para mayo con proyecciones de una inflación aún menor». «Dice el informe.
Respecto al rubro alimentos y bebidas, precisó que avanzó 7,9% en abril, pero «mostrando un estancamiento en el avance en las últimas dos semanas del mes».
Aunque la inflación muestra una disminución después de alcanzar un máximo del 25% en diciembre, no sería posible compensar la fuerte pérdida de poder adquisitivo de la población. Se estima que el consumo colapsará un 10% este año, mientras que los salarios reales -en el sector privado formal- caerían en promedio un 7%.
Sólo en 2025 podrían recuperarse tanto la renta disponible como el consumo, según previsiones optimistas de algunas consultoras.
El año que viene, las ventas en los supermercados podrían crecer un 2,5%, la actividad en la restauración arrojaría un resultado positivo que alcanza el 4,5% y la venta de electrodomésticos crecería un 12,3%, estimó la consultora Abeceb.
La renta disponible de la población podría reducirse más de dos veces como consecuencia del fuerte reordenamiento de los precios relativos del gas, la electricidad, el agua, el transporte público y las tarifas de los combustibles, que se han ajustado muy por encima de la inflación, teniendo un fuerte impacto en los bolsillos. . .
La inflación interanual a marzo fue del 290% pero los precios de muchos bienes o servicios clave para la vida diaria superaron con creces esta magnitud: la electricidad y el gas aumentaron un 300%, las bebidas alcohólicas, un 302%; alimentos, 306%; azúcar, chocolate y dulces, 349%; pan y cereales, 352%; combustibles y lubricantes, 364%; medicamentos, 379%; transporte público, 385%; aguas minerales, refrescos y zumos, 386%.
Otros que también tuvieron aumentos significativos, pero no al nivel del IPC, fueron las prepagas, con 289% (aunque la Justicia ordenó devolver lo cobrado por encima de la inflación), restaurantes y hoteles, 266%, educación, 227%; vestido y calzado, y alquiler de vivienda, 149%. Y muchos aún deben seguir ajustándose para compensar retrasos pasados.
Se estima que la caída de las ventas en los supermercados promediará el 11% en 2024, mientras que en los restaurantes será del 7,5% este año. Sólo en marzo, la caída en los supermercados alcanzó el 19%, mientras que los restaurantes registraron una pérdida del 6,7%.
Ante este contexto, los consumidores optan por las tiendas locales (no realizan compras tan cuantiosas) y eligen segundas o terceras marcas, además de estar atentos y aprovechar promociones y descuentos.
En el caso de los electrodomésticos, quedaron muy relegados en la lista de la compra. Para 2024 se espera una caída del 25% porque la predisposición compradora continúa cayendo en los primeros tres meses del año, y en marzo registró una caída del 66,2%, el nivel más bajo desde la pandemia.
Con información de Telam, Reuters y AP