La excusa fue conmemorar el 21 aniversario de las elecciones presidenciales de 2003 que entronizaron en el poder a Néstor Kirchner. Pero nadie o casi ninguno de los que fueron y no fueron tenía conocimiento de esa fecha. Mucho menos de la otra excusa: la inauguración de un Polideportivo en Quilmes.
Ni siquiera la atención fue exclusivamente para el reaparición de Cristina Kirchner en un evento oficial. El plato fuerte fue apreciar Qué gestos y señales daría el ex Presidente sobre la encarnizada pelea entre Máximo y Axel Kicillof. Y Clarín Pudo confirmar que antes del evento hubo una reunión uno a uno entre el expresidente y el gobernador.
En el acto Se vieron actitudes y comportamientos que no sólo confirmaron la violencia interna desatada en el PJ provincial, sino que también hubo algunas pistas de cómo podría terminar.. Lo más claro es que la expresidenta está algo molesta con el enfrentamiento entre su hijo de sangre y su hijo político.
A decir verdad, el furor de Cristina no se debe tanto a las rabietas de Máximo contra Axel. Más bien, el rencor es contra varios jefes comunales del Conurbano a quienes acusa de operar para que Kicillof siga al frente de una futura reestructuración, desconociendo el liderazgo de Máximo y La Cámpora.
En el evento de Quilmes, el gesto más sorprendente fue el Falta de cortesía por parte de la anfitriona y campista Mayra Mendoza.. Clarín Habló con cinco intendentes del Conurbano que estuvieron en esa reunión. Todos coincidieron en que, aunque parezca secundario, La decisión de no poner al gobernador en el palco en un evento institucional fue un «acto de desconocimiento».
«Es un método típico de Máximo. En realidad, es la forma de destrozar que a Néstor le gustaba dar», dice un intendente que supo ser muy cercano al padre del jefe de La Cámpora.
Cristina está ignorando
Otra señal que muchos tomaron como desprecio hacia Kicillof fue que a lo largo de su discurso, Cristina no mencionó ni una sola vez al gobernador. Nunca lo nombró. Sí lo hizo para destacar al intendente de Pilar, Federico Achaval.
“Están discutiendo para ver cómo cambia la vida de los dirigentes, tenemos que discutir para cambiar la vida de la gente”, disparó Cristina apuntando directamente a la pelea interna. Y aclaró, como si fuera necesario aclarar: «Cuando hablé de las porras del mariscal no fue para pegarle en la cabeza a otro compañero, fue para salir a salir a la calle y explicárselo a la sociedad».
Kicillof también parece haber jugado, aunque nadie sabe si realmente se dio cuenta de lo que hacía. Decidió llegar al evento en Quilmes junto al exfundador de La Cámpora, Andrés Cuervo Larroque. Hace un tiempo el funcionario provincial decidió hacer públicas sus críticas a Orga y a varios de sus excompañeros. Por la elevación, los disparos de Larroque siempre apuntaban a Máximo.
«Eso de llegar con el Cuervo a Quilmes, no sé si Axel lo hizo a propósito. Te lo juro. A veces siento que no se da cuenta o finge locura. Lo que está claro, al menos para muchos de nosotros, es que Pese a las amenazas de ruptura o independencia, Kicillof no va a tener personalidad para plantarle cara a Máximo, especialmente con Cristina apoyando a su hijo. “Va a terminar haciendo fila”, reflexiona otro líder comunitario que estuvo en dos de los tres eventos de este sábado.
Antes de llegar a Quilmes, el gobernador participó de otros dos eventos en territorios enemigos de La Cámpora. La primera fue en la Ensenada de Mario Secco, donde Kicillof fue el invitado estelar. Luego le entregó el presente al Avellaneda de Jorge Ferraresi, quien lo recibió como si fuera el conductor que necesita el peronismo. Ni Secco ni Ferraresi fueron a Quilmes.
De la mano del expresidente
Cuando Kicillof se bajó de la camioneta, varios intendentes fueron a saludarlo y él se quedó charlando con algunos. El diálogo fue interrumpido por un emisario de Cristina. «Él te está esperando adentro. Quiere hablar contigo a solas antes del evento».les dijeron.
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Termina una semana de inflexión para el Presidente. Jornadas que incluyeron una red nacional, una marcha masiva de estudiantes y docentes universitarios y una negociación clave en el Congreso para la Ley de Bases.» Análisis de Eduardo van der Kooy.
Nadie quiere contar lo que le dijo el expresidente a Kicillof. Al parecer, Cristina hacía tiempo que no lo llamaba, tal vez en señal de disgusto.. Cristina habría resaltado lo que su hijo repite como un loro enojado: que algunos intendentes están utilizando al Gobernador para empoderarse de cara a la verdadera contienda, los lugares en las listas para las elecciones del próximo año.
«Máximo ya les dio una lección en el último cierre de 2023, los dejó sin nada. El más afectado fue Cuervo, que había accedido a una diputación nacional y se la borraron de un plumazo», recuerda uno de los presentes .
aseguran que Axel salió viendo a Cristina con la misma cara con la que entró. «Quizás lo que mejor aprendió en todos estos años de apoyar a los Kirchner es a ser un tonto, algo que copió del rey en estos temas, Daniel Scioli», dice el intendente de la zona Sur.
Lo que sienten los patrones del GBA es que Cristina intentará evitar una ruptura y ordenaría unir posiciones en pos de una fortaleza que se ofrezca siempre a funcionar en bloque.
«El problema de volver a esa convergencia que pide Cristina es que la paz llegaría siempre y cuando se reconozca a Máximo como conductor. Pero la mayoría de nosotros no queremos tener nada que ver con alinearnos con La Cámpora, que terminó jodiéndonos.«, agrega el jefe comunal de una comuna del Segundo Cordón.
La intención que tiene Cristina de superar la pelea es tal que, según dicen en el Conurbano, Ella misma «portó» para que varios líderes comunitarios díscolos participaran en el evento de Quilmes.
No lo logró del todo. Quizás haya allí una sorpresa, casi imposible en otros tiempos. Cristina no logró que al menos seis poderosos intendentes peronistas aceptaran la invitación.