La salud del Papa Francisco aviva las especulaciones: ¿Podría renunciar?

El episodio de salud que vivió el Papa este miércoles aparentemente no compromete su vida. Recién cumplirá 87 años el 17 de diciembre, pero hasta ahora su capacidad para ejercer el pontificado, que es lo que está en juego, le permitía asegurar que ni siquiera pensaba en su renuncia, a pesar de que evocó la perspectiva en varios entrevistas .

Su antecesor Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, fue un conservador que revolucionó la Iglesia, obligándola a modernizarse en el tema del papado, cuando renunció en febrero de 2012. Esto no sucedía desde hacía muchos siglos.

Ratzinger, un gran teólogo, falleció el último día de 2022.

El 13 de marzo, diez años después de su elección, el pontificado de Jorge Bergoglio entró en su fase final sin las condiciones de un Papa emérito que lo acompañó durante una década.

En tantas ocasiones Francisco resaltó que nunca había pensado en renunciar pero se aventuró en el tema. Incluso dijo que si lo hacía, sería Obispo Emérito de Roma (basta de eso de Emérito de que solo hay un Papa), que tal vez optaría por vivir en un internado para sacerdotes o en algún Vicariato Romano local, que iría a una parroquia vecina a seguir a los fieles.

Pero advirtió que la renuncia de un Papa «no debe convertirse en una moda pasajera», aunque sí dijo que «podría dar un paso al costado».

La policía custodia el hospital Gemelli de Roma, donde el Papa Francisco fue ingresado este miércoles. Foto: EFE

El pasado mes de abril-mayo, el empeoramiento de su artrosis en la rodilla derecha le obligó a utilizar una silla de ruedas ya caminar poco y apoyado en un bastón.

En cuanto al problema de la rodilla, se ve que la terapia a base de masajes, infiltraciones y otras acciones médicas ha dado buenos resultados. Francisco camina más con el bastón y está más tiempo de pie.

Pero adolece de limitaciones. Preside los actos litúrgicos pero sin plenitud. La gente también se ha acostumbrado a superar los problemas que plantea al pontífice la artrosis de rodilla.

alarma y preguntas

La conmoción que vivió el mundo católico este miércoles plantea algunas preguntas inevitables. Descontando que Jorge Bergoglio superará la infección pulmonar, sin embargo, queda flotando una incógnita: ¿cuánto se acortan los tiempos del papado?

La Iglesia es una monarquía de derecho divino y estructura absolutista. Todo pasa por el Papa. El abrumador volumen de trabajo al que se ve obligado el pontífice es impresionante.

En este 2023 de su décimo aniversario al frente de la inmensa estructura que sostiene a 1.300 millones de bautizados, Francisco ha dado una impresión de rejuvenecimiento. Trabaja como nunca antes y trabaja demasiado pero no tiene otra opción. La llamada Iglesia Inmóvil no cambia en su estilo de poder y aceptar el desafío implica un agotamiento físico innegable.

El Papa saludó a los fieles este miércoles en el Vaticano, a pesar del malestar por el que fue ingresado posteriormente. Foto: AP

La Semana Santa comienza el domingo y es probable que el Papa no pueda estar presente al menos en parte de las ceremonias. Dentro de un mes, Francis está planeando un viaje a Hungría.

En octubre comienza el Sínodo de Sínodos, que reunirá la primera fase de la asamblea mundial de obispos dedicada a los grandes problemas y desafíos de la Iglesia. Y este “impulso” fundamental que ha querido intensamente el Papa argentino continuará a lo largo de 2024, cuando tendrá lugar la fase final del primer Sínodo de Sínodos. Y ya han comenzado los preparativos para el Año Jubilar de 2025 que volverá a reunir multitudes en Roma.

Choque entre facciones

El pontificado de Jorge Bergoglio se proyecta hacia el futuro porque sus iniciativas de reforma van necesariamente más allá de su papado. De ahí la necesidad de asegurar la continuidad en un momento en el que crecen en la Iglesia los enfrentamientos con conservadores y tradicionalistas, que luchan por frenar el proceso que está llevando a cabo Francisco.

Es inevitable que el timón quede en manos de los era de cambios lanzada por Bergoglio, que hasta ahora no ha hecho ninguna modificación doctrinal pero que intenta imponer la renovación general.

Guiar el futuro es fundamental. Una de las claves de la actuación de Francisco es cambiar las estructuras en el Cónclave cardenalicio que debe elegir a su sucesor.

El Papa Francisco fue llevado en ambulancia con una infección pulmonar. Foto: AP

Con paciencia y firmeza, ha modificado el panorama favoreciendo las periferias geográficas y existenciales. Hoy el 64% de los cardenales electores (menores de 80 años) han sido creados por Francisco.

La batalla en el Cónclave se presenta como fundamental para asegurar el futuro de las reformas y hacerlos realidad. Del renovado Cónclave surgirá el sucesor que deberá salir de las filas reformistas.

El primer papable existe y está consolidado. Bergoglio creó cardenal a Matteo Zuppi, después de consagrarlo arzobispo de Bolonia.

Roman, uno de los personajes de la Comunidad de Sant’Egidio, actualmente el movimiento interno de laicos más potente, Zuppi es un auténtico bergogliano porque desde joven sacerdote en la parroquia central de la Comunidad defendía las mismas ideas de renovación de la Iglesia.

El espaldarazo final al ascenso de Matteo Zuppi fue la decisión de Bergoglio de ascenderlo a presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Desde esta etapa su dimensión ha crecido en poco tiempo. Zuppi tiene un estilo convincente y sin bordes. Mantiene un importante diálogo con personajes y movimientos conservadores. Es un admirador declarado de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, el Papa renunciante.

En una situación difícil de las luchas internas de la Iglesia, el cardenal Zuppi es una figura que sabe tender puentes de diálogo.

Prepara el terreno para esto cambio historico en la iglesia incluye elegir el momento oportuno para retirarse y hacer presente el futuro con el nuevo Papa.

Matteo Zuppi aseguraría a la Iglesia, atormentada por choques doctrinales y de todo tipo, que las reformas se realizarán sin excesivos traumas. El artífice de esta realidad presente de un futuro que está llegando es Jorge Bergoglio. Para asegurar su sucesión, una jubilación oportuna garantizaría las mejores condiciones para controlar su sucesión, que ya tiene nombre.

corresponsal del vaticano

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