Oliva fue testigo de una jornada que marcará para siempre la historia del fútbol femenino español. Por primera vez, los jugadores se sentaron cara a cara con el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos, para intentar desbloquear la tensa situación que se vive en la Federación Española. Los 22 futbolistas -no estuvo Esther Gónzalez, que fue baja de la lista por una lesión- hablaron hasta altas horas de la noche con el mediador que había enviado el Gobierno buscando una salida. Los jugadores no quieren estar ahí, al menos 21 de ellos -Athenea del Castillo fue la única que no firmó la carta en la que pedían no ser convocados- y buscan una solución consensuada que les garantice no será sancionado.
El CSD sugirió a la Federación que la concentración no fuera en Las Rozas y que se buscara un lugar neutral
La reunión comenzó bien entrada la noche ya que tuvo que retrasarse por la avería del avión que debía traer a los futbolistas del Barcelona y al cierre de esta edición las conversaciones no habían terminado. «No me imagino que puedan ser sancionados, encontraremos soluciones antes», prometió horas antes el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta. Una auténtica declaración de intenciones para la tarea que había encomendado a Víctor Francos. La prioridad del Gobierno es que cualquier futbolista que desee abandonar la concentración pueda hacerlo sin represalias: «Si una jugadora no está cómoda, no se siente cómoda y no quiere estar, creo que lo más normal es que esté naturalmente despedido y llamado a filas.» a otro, sin sanción alguna”.
Desde que el pasado 25 de agosto más de 80 futbolistas en activo y retirados gritaran ‘se acabó’ por la destitución de Luis Rubiales tras el bochornoso comportamiento del presidente de la Federación Española durante la final del Mundial de Sídney, la tensión con los jugadores no ha hecho más que aumentó. El organismo federativo se ha negado sistemáticamente a comprometerse por escrito a llevar a cabo los cambios estructurales exigidos por los futbolistas y por el propio CSD, imposibilitando la convivencia.
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La situación llegó ayer a un punto tan insostenible que el Gobierno se vio obligado a intervenir. El ministro Iceta prometió que el CSD se implicará «personalmente para buscar una solución» e instó a la Federación a «cambiar las estructuras federativas» para convertirla en «un espacio de seguridad, competitividad y profesionalidad». Una imagen que no es la que dio la Federación al convocar a los futbolistas como imperativo legal. Los internacionales españoles vivieron ayer uno de los días más difíciles de sus carreras. 20 de los 23 mencionados habían solicitado expresa y públicamente no ser citados. Contra su voluntad, se vieron obligados a asistir a una de las llamadas más surrealistas que se recuerdan. No fue en Las Rozas, por consejo del CSD, que sugirió un lugar neutral. Así, la Federación citó a parte de los futbolistas en un hotel de Madrid cercano al aeropuerto y al resto en Valencia. Misa Rodríguez fue la más madrugadora. La portera del Real Madrid se presentó en el hotel de concentración pasadas las 11 de la mañana con cara seria y respondió con un rotundo “no” a la pregunta de los periodistas sobre si estaba contenta de estar en la lista de Tomé. Uno a uno los internacionales desfilaron con semblante serio. También en Barcelona, donde Alexia Putellas, muy seria, contestó a los periodistas: «Bueno, ¿cómo voy a estar?». O Mapi León, aún más contundente: “Habría que hablar largo y tendido sobre si es un lugar seguro o no cuando me están obligando a ir”. La central blaugrana se perdió el Mundial porque consideró que las mejoras implementadas por la Federación no eran suficientes. Pese a llevar un año fuera de la selección, Tomé también la incluyó en la lista.
El avión que transportaba a los jugadores del Barça se averió y el encuentro se retrasó dos horas
Los futbolistas del Barça vivieron una odisea para llegar a Oliva. Una avería en su avión retrasó dos horas la salida del vuelo, aumentando el malestar de algunos futbolistas que atraviesan un calvario. El gesto cansado de los futbolistas demostró que la incertidumbre de las últimas semanas había dado paso al enfado. La que despertó en los internacionales al escuchar su nombre el lunes en Las Rozas. Cuando Montse Tomé intentó hacer creer a todos que había habido un acercamiento cuando la distancia era mayor que nunca. El asturiano no pudo tener peor debut como técnico. “No soy Jorge Vilda”, dijo en su introducción. Es cierto, el madrileño nunca se atrevió a llegar tan lejos. La Federación pidió “confianza mutua” y los traicionó convocándolos por la fuerza. “Los jugadores son muy malos. Le he dicho a Rocha que estoy muy enfadado”, afirmó Francos, que confesó que la RFEF también le mintió: “Ayer a las dos de la tarde me dijeron que no se citaría a nadie que no quisiera ser citado”.
«Que los jugadores estén tranquilos, les apoyamos, el club no los va a dejar solos».
En ese clima de hostilidad, el FC Barcelona decidió enviar junto a sus ocho jugadores -nueve entre ellos María Pérez, cedida en el Sevilla- al director deportivo Markel Zubizarreta y al psicólogo del equipo, Marc Sellarès. El club, a través del director responsable del fútbol femenino”. Puig lamentó que se haya producido esta situación y advirtió que “no es un tema que lleva dos días”. “Fue una cuestión de consenso, de hablar mucho y hablar bien. “Lo que está pasando no es bueno para el fútbol femenino ni para el deporte en general”, afirmó.
Ahora habrá que ver cómo se resuelve la situación y con qué equipo Montse Tomé puede viajar mañana a Gotemburgo donde la selección española debe enfrentarse a Suecia el viernes (18.30 horas) en su debut en la Nations League.
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