Una pregunta frecuente que nos hacemos los internacionalistas es cómo definir una política exterior que maximice los beneficios para el país y, al mismo tiempo, minimice los riesgos que siempre existen en el entorno regional e internacional. **
Para responder a la pregunta, hay que tener claro qué es la política exterior. Basado en la definición de Jorge Schiavon y Rafael Velázquez en su libro sobre Introducción a la Política Exterior de México, creo que este es el conjunto de decisiones, acciones y omisiones que hace el estado para interactuar con otros estados, y con actores no estatales en el escenario internacional (Organismos Internacionales, empresas, ONGs, redes, medios de comunicación, etc.), para promover los intereses nacionales. Estas acciones y decisiones tienden a reflejar la situación interna del país, así como sus experiencias históricas, valores, creencias, objetivos y las estrategias preferidas de sus líderes en un momento dado.
La política exterior de un Estado con liderazgo de calidad contiene seis elementos: 1. Un diagnóstico realista de las necesidades reales e intereses fundamentales de su país. 2. Un juicio sobre la situación regional e internacional en un momento dado. 3. Una definición de los objetivos y estrategias que más contribuyan a promover sus intereses nacionales. 4. Conciencia clara de tus capacidades reales para lograr tus objetivos. 5. Un análisis comparativo sobre los costos y beneficios de posibles cursos de acción. 6. Como resultado de lo anterior, la definición de una política exterior realista e imaginativa que realmente beneficie a su población.
Al aplicar estos criterios a México, vemos que la situación interna se caracteriza por una pobreza alimentaria que afecta al 40% de la población (CONEVAL) y una desigualdad brutal en la que el 10% más privilegiado gana 30 veces más que el 50% más pobre. la población (Informe de desigualdad). Persisten niveles muy bajos de educación e innovación tecnológica (prueba PISA e Informe OMPI). Tenemos una economía que apenas ha crecido en los últimos cuatro años, después de haber crecido un 2,5% en promedio en las últimas décadas. Los niveles de inversión siguen siendo muy bajos, 18% del PIB en 2022 (INEGI). Además, tenemos niveles muy altos de violencia y crimen organizado (lugar 137 en el índice de Paz Global), impunidad y un débil estado de derecho: el lugar 115 de 140 según el Proyecto de Justicia Mundial. Tenemos una democracia que se deteriora: lugar 86 en 2022, según El economistay niveles muy altos de corrupción: lugar 126, según Transparencia Internacional.
Por supuesto, ninguno de estos males es nuevo, pero todos estos indicadores muestran una tendencia a la baja. Son una realidad para quien quiera verla.
Afortunadamente, nuestra realidad también tiene muchos puntos brillantes. México tiene enormes capacidades, empezando por su población joven (promedio de 29 años), y una posición geográfica privilegiada. Seguimos siendo la decimosexta economía más grande del mundo. Disponemos de recursos energéticos para la transición al siglo XXI (sol, viento, geotermia y litio). Formamos parte del T-MEC norteamericano y la 12ª potencia comercial mundial (578 mil millones exportados en 2022).
En 2021 fuimos el décimo receptor de inversión extranjera. Cada año recibimos un enorme flujo de remesas (58 mil millones de dólares en 2022). Además, somos una gran potencia cultural: 7º país del mundo con más sitios patrimonio de la humanidad, y 1º de América (UNESCO). Somos una superpotencia turística, el 2º país más visitado en los últimos tres años, según la OMT. También somos potencia diplomática: 12º país con más representaciones diplomáticas (157): 83 embajadas, 67 consulados (50 en EE. UU.), 7 misiones ante organismos internacionales o regionales. Claramente, somos una nación con enormes recursos y capacidades. Con nuestros bienes debemos vencer nuestros males.
El mundo y nuestra región atraviesan un momento complejo y riesgoso, en el que se mueven las placas tectónicas del sistema internacional, debido al creciente enfrentamiento hegemónico entre China y Estados Unidos (económico, tecnológico, estratégico, político y militar), y la difícil transformación de Rusia de un imperio a una gran nación, con armas nucleares. Según la ONU existen 55 conflictos violentos en todo el mundo. La amenaza global que plantea el cambio climático y la pérdida acelerada de biodiversidad es cada vez mayor. El empoderamiento del crimen organizado transnacional es evidente, y la influencia, también creciente, de plataformas globales como Gorjeo y Facebook, que nadie los gobierna. Persiste un sentimiento anti-élite generalizado, que ha dado paso al surgimiento de líderes populistas en todo el mundo. El deterioro de
instituciones globales como la ONU y la OMC.
Una ola de inestabilidad e ingobernabilidad se extiende en varios países de América Latina, así como las crisis de las instituciones regionales y subregionales de nuestra región, entre ellas la OEA, ALADI, CELAC y la Alianza del Pacífico.
Del análisis de nuestra situación interna y de la internacional y regional, se puede deducir cuáles son nuestros auténticos intereses nacionales, tanto internos como externos, y cuáles son los principales retos y objetivos que debe perseguir la política exterior de nuestro país en los próximos años. . De eso nos ocuparemos en la próxima entrega.
**Conferencia impartida en el CIDE el 15 de abril de 2023
POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS ES PROFESOR DEL TEC DE MONTERREY
@MIGUELRCABANAS
MIGUEL.RUIZCABANAS@TEC.MX
LSN
Continuar leyendo: Los intereses nacionales y los retos de la política exterior