Vientos de tormenta envuelven la marcha atlética, y en el caos los especialistas españoles se multiplican y crecen, y encuentran la paz en Podebrady, ciudad balneario de Europa del Este, magnífico refugio de todo lo que se derrumba.
Los caminantes viven en un mar de dudas, desconcertados por la desaparición de la prueba de los 50 km (Chuso García Bragado ha sido olímpico en esa disciplina en ocho ocasiones), e inquietos al saber que los 35 km también corren peligro: ahora No se disputarán en los Juegos de París 2024, se sustituyen por el relevo mixto de maratón (42.195 km), un proyecto que veremos por dónde va, pero que gusta a muy pocos.
En vísperas de la Marcha Europea, los grandes especialistas se posicionan en las redes sociales.
Decenas de ellos se reúnen detrás de una pancarta.
Marc Tur, Diego García Carrera, Raquel González, Miguel Ángel López, Álvaro Martín o María Pérez posan y protestan. Recuerdan que la marcha es una marcha olímpica desde 1908. Esperan haberse recompuesto para Los Ángeles 2028. Robert Korzeniowski y Chuso García Bragado, leyendas de la disciplina, secundan la protesta, cada uno en un extremo de la pancarta.
Al día siguiente, este mismo domingo, Álvaro Martín y María Pérez aparecen en escena y se apoderan del escenario, acaparando los títulos de 35 km masculino y femenino, récord mundial incluido en el caso de María Pérez.
María Pérez (27), campeona de Europa en Berlín 2018, cuarta en los Juegos de Tokio 2020, ha ido a sacudirse los demonios de 2022, aquel maldito verano, descalificada en los Mundiales de Oregón y también en los Europeos de Múnich.
Menudo puñetazo en la mesa, el suyo.
Sin demonios, sin dudas, María Pérez ha firmado 2h37m15s, marchando a 4m26s por km, 29 segundos más rápida que el récord de la peruana Kimberly García, sorpresiva irrupción en Oregón, donde se había adueñado de la marcha femenina: luego, oro en 20 y también en 35.
“Estoy contenta con el récord del mundo, que no me lo esperaba, pero en las dos últimas vueltas lo hemos peleado, lo hemos peleado, y técnicamente se nota la mejoría”, María Pérez, pequeña y compacta, granadina de Orce , confesaría más tarde. acento acentuado, pelo corto, mujer con carácter.
(En el atletismo mundial moderno, este es el primer récord mundial para un atleta español).
Los parciales cronometran sus palabras.
María Pérez firma 21m53 en los últimos 5 km (arranca en 4m22s el kilómetro), un abrazo que la aleja de sus más cercanas rivales, precisamente otras dos españolas, Raquel González y Cristina Montesinos, que son plata y bronce y entre todas (y entre también son Paula Juárez, novena), también ayudan a España al oro por equipos.
Así se recompone María Pérez, heredera de los grandes marchadores de nuestro país, los Llopart, Marín, Mari Cruz Díaz, Massana, Plaza, Vasco y, en los últimos años, Miguel Ángel López, Raquel González y Álvaro Martín.
Se recompone, porque la vida se le estaba complicando. El disparate del pasado verano (dos descalificaciones en dos grandes campeonatos) la había hecho dudar de sí misma.
«Siempre he intentado tener la técnica y el estilo de la marcha española. Que ahora no me gusta… bueno, bueno», dijo entonces, cabizbajo tras su eliminación en Múnich, antes de entender que, para continuar de pie, tuvo que modificar su técnica.
Más fluida, menos robótica, había reaparecido este febrero para superarse en cuatro minutos en Cieza (2h41m38s), superando ya su propio récord europeo y advirtiendo que lo mejor estaba por llegar.
En el horizonte están los Mundiales de Budapest, ya en verano, dice que María Pérez tiene pendiente tras el apretón de Oregón, dice que también piensa asentar a Álvaro Martín (29), campeón de Europa en 2018, cuarto en la de Tokio Juegos 2020, también pegados en Oregón y rehechos este domingo, en Podebrady, volando en solitario hacia su oro y el del equipo masculino, con Miguel Ángel López en bronce y Marc Tur, octavo.
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