Padres de niños con autismo en Cuba: “Ahora la mirada de nuestros hijos es otra”

A los 18 meses, al hijo de Cristian le diagnosticaron autismo. “Lo más difícil siempre es el principio. Mi madre se enfermó de los nervios y sentí que el mundo se acababa. Me dieron el diagnóstico cuando mi esposa y yo esperábamos una niña, e inmediatamente pensamos que ella tendría la misma condición”.

Teresita es cardióloga. Cuando intentaba contarles a sus amigos sobre el comportamiento inusual de su hijo, siempre la llamaban exagerada. “A los cuatro años, Caleb era extremadamente hipercinético, pero nadie me escuchaba. Lo coloqué en una escuela primaria regular y duró poco, hasta que llegué al Dr. Alonso y el cambio fue radical. Allí me enseñaron a superar el dolor y ver potencial, enfocarme en lo positivo”.

Cristian, Teresita y sus dos hijos, participaron recientemente en el taller “Inclusión social de niñas, niños y jóvenes con autismo a través del deporte”, que se desarrolló durante dos días en La Habana auspiciado por el Ministerio de Educación de Cuba y el Instituto Nacional del Deporte. (INDER), con el apoyo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DESA) y otras entidades de la ONU en Cuba.

Desde 2017, el citado Departamento viene acompañando el uso del deporte como herramienta inclusiva para la educación, la salud y la paz, en línea con la prioridad de la ONU de promover este tipo de iniciativas dentro de la dimensión social del desarrollo sostenible. En esta ocasión, Cuba formó parte, junto a República Dominicana y Panamá, de tres países elegidos para promover la integración social de niños y jóvenes con autismo a través del atletismo y la natación.

Docentes pertenecientes al proyecto Filiposuna asociación italiana con una larga tradición en la preparación de personas con autismo para la competición deportiva, fueron los encargados de fortalecer las capacidades de los propios niños, sus familias y los entrenadores participantes.

Desarrollo sostenible y educación inclusiva

El Objetivo de Desarrollo de la Agenda 2030 número 4, relacionado con la educación, tiene entre sus metas asegurar el acceso equitativo a los diferentes niveles de educación para todas las personasincluidas las personas con discapacidad o los niños en situaciones vulnerables.

Según el Anuario Escolar 2022-2023, en Cuba existen 339 escuelas especiales que brindan atención educativa a 30 610 alumnos con discapacidad, el 83 % en situación de discapacidad intelectual. A su vez, 10.897 niños, niñas y adolescentes con algún tipo de discapacidad estudian en la educación regular, como parte de un proceso de educación inclusiva que impulsa el país con el apoyo de agencias de Naciones Unidas.

Atención a la discapacidad y educación inclusiva son prioridades del Marco de Cooperación ONU Cuba para el ciclo 2020-2024. Iniciativas anteriores acompañadas de UNICEF han contribuido a fortalecer las capacidades docentes y el acceso a recursos educativos para la educación, mientras que el Fondo de Población de las Naciones Unidas ha identificado necesidades en salud sexual y reproductiva de las personas con discapacidad auditiva, con el fin de atenderlas estratégicamente en ámbitos de acción fuera la escuela.

El Coordinador Residente de la ONU en Cuba, Francisco Pichón (derecha), presenció las capacitaciones en una escuela de La Habana, con la participación de docentes italianos del proyecto Filipide.

no es la primera vez

El deporte como herramienta para lograr la inclusión ha sido promovido con anterioridad entre niñas y niños con autismo. En 2020, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia apoyó la realización de un torneo nacional de fútbol inclusivo en el país, y generó programas de recreación con prácticas deportivas para escuelas de diferentes provincias.

Más recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura lanzó la iniciativa mundial apto para la vidaal que se ha sumado Cuba promover el uso de prácticas deportivas para abordar la desigualdad, con énfasis en las personas en situación de discapacidad y vulnerabilidad. El taller recién concluido en La Habana abre ahora las puertas para integrar acciones entre las tres agencias, junto a instituciones nacionales, a fin de multiplicar los alcances y ambiciones de la educación de niños y jóvenes con autismo.

Así lo ven los protagonistas de la iniciativa, que esperan en el futuro una formación similar para potenciar sus habilidades físicas, psicológicas, conductuales y sociales en personas con discapacidad.

El deporte permite que todos vean sus talentos y potencial -dice uno de los padres participantes- y el propio ejercicio de la competición les anima a salir a dar lo mejor de sí. Después del taller, la mirada de nuestros niños es diferente”.

Con información de un.org

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