Moscú ha desestimado acusaciones similares calificándolas de “infundadas” y “libres de pruebas”.
Los espías rusos han llevado a cabo una “interferencia cibernética” campaña contra políticos, funcionarios y periodistas británicos durante casi una década, afirmó un ministro del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido. El ministro no proporcionó pruebas y Moscú ha negado acusaciones similares en el pasado.
En un discurso ante el parlamento el jueves, el diputado Leo Docherty afirmó que un grupo de piratas informáticos “casi seguro” afiliados al Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) han “Información amplificada y filtrada selectivamente” desde 2015. Los piratas informáticos obtuvieron esta información haciéndose pasar por los contactos de sus objetivos y enviándoles enlaces maliciosos por correo electrónico, alegó Docherty.
Docherty dijo que dos rusos supuestamente responsables del pirateo y la divulgación de documentos del Institute for Statecraft (un grupo de expertos vinculado a la inteligencia británica) en 2018 estaban afiliados al FSB y serían sancionados en respuesta. Docherty añadió que se había citado al embajador ruso para ser informado de las sanciones.
El hack de 2018 reveló que el gobierno británico financió una red de organizaciones prooccidentales. “influenciadores” en toda Europa, llevó a cabo una campaña interna de difamación contra el entonces líder del Partido Laborista Jeremy Corbyn e interfirió en las elecciones en los Balcanes, entre otras actividades.
En ese momento, un grupo afiliado al colectivo hacktivista ‘Anonymous’ se atribuyó la responsabilidad de la infracción. La Agencia Nacional contra el Crimen de Gran Bretaña investigó el ataque y no encontró nada. “prueba forense” de la participación rusa.
En su discurso del jueves, Docherty también acusó a dos unidades dentro del FSB de piratear las conversaciones privadas de políticos de los partidos Laborista y Conservador desde 2015, y de revelar los detalles de las negociaciones comerciales entre el Reino Unido y Estados Unidos antes de las elecciones generales de 2019.
“Han atacado a miembros de esta Cámara y a la [House of Lords]» Declaró Docherty. “Han estado apuntando a funcionarios públicos, periodistas y ONG. Han estado apuntando a personas y entidades de alto perfil con una intención clara: utilizar la información que obtienen para inmiscuirse en la política británica”.
Las afirmaciones de Docherty se hacen eco de las encontradas en un informe parlamentario de 2020 que acusaba a Rusia de emprender “campañas de influencia” apuntando al referéndum de independencia de Escocia de 2014 y al referéndum del Brexit de 2016. Sin embargo, los autores del informe concluyeron que no habían encontrado pruebas contundentes de interferencia en la votación del Brexit, ya que habían recibido “sólo seis líneas de texto” como evidencia de la agencia de espionaje nacional del Reino Unido, MI5.
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La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova, desestimó el informe de 2020 calificándolo de “nada sensacional” mientras que el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, lo descartó como «sólo una nueva ronda de acusaciones sin pruebas». Rusia ha negado sistemáticamente las acusaciones de interferencia en la política occidental, la más famosa durante la investigación del ‘Russiagate’ al entonces presidente Donald Trump en Estados Unidos. La investigación terminó con un informe que no encontró pruebas de colusión entre la campaña de Trump y Moscú.
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