El Barça descubrió que podía ser aún peor. La representación institucional observó de cerca la protesta y la guerra social que de momento no tienen en Montjuïc. En el Sevilla, la afición está muy enfadada con su directiva, a la que acusaron de okupas de poder y pidieron la dimisión vitalicia. El Barcelona aprovechó esto, especialmente Fermín, para dedicar una última victoria a Xavi, cuyo subcampeonato con 85 puntos no garantizaba la continuidad.
El partido sirvió también para ver los vaivenes del técnico en estos 30 meses de gestión. En su primer once, en 2021, había ocho canteranos, en el Pizjuán, en el último, solo tres. Es sintomático que el primer gol de la era egarense fue obra de Memphis, de penalti, contra el Espanyol, y el último lo firmó Fermín, un chico al que le cambió la vida el técnico. Pero, pese a los fichajes o los goles de Lewandowski, La Masia ha sido quien verdaderamente ha rescatado al equipo esta temporada.
Xavi eligió un once muy titular para su último partido. Fueron los mismos que jugaron en Montilivi con la única excepción de Iñigo Martínez, que ocupó el lugar de Araújo, que acabó cojeando antes de marcharse a jugar la Copa América. El técnico no hizo concesiones de última hora al canterano Héctor Fort y mucho menos a otros jugadores que llevan mucho tiempo ausentes de la pelea, como Vitor Roque o João Félix, que cierra su cesión con un mes y un mitad sin entrar en el once, desde mediados de abril. en Cádiz.
Hasta la última jornada, Cancelo jugó, cedido por el City, como en casi todos los últimos partidos a pesar de que el equipo ya llevaba mucho tiempo rindiendo en Liga y además de que ya se había asegurado el subcampeonato. Pero el lateral portugués es un fijo a pesar de su doble personalidad, activo en ataque y pasivo en defensa. En Sevilla no fue una excepción, capaz de dar la asistencia del 0-1 y disparar al palo además de dar facilidades en todo su área.
El partido no podía ignorar lo que sucedía en las gradas, las cuales estaban muy vacías e incluso pitaron durante el himno de El Arrebato. Era hasta cierto punto lógico que los visitantes aprovecharan el shock que estaban viviendo los locales por las protestas de su gente. Pedri, que jugó entre líneas, y no como organizador como suele ser habitual, conectó bien con Fermín, que era el falso lateral izquierdo. Los enérgicos jóvenes entendieron que la oportunidad no se podía desaprovechar, que no había tiempo que perder, y en el segundo minuto estuvieron a punto de crear una ocasión.
La entrada de la afición, toda vestida de negro, con el partido ya comenzado subió mucho los decibelios y afectó aún más al Sevilla, aunque prefirió no mostrarlo por televisión. Que no se viera no quiere decir que no perjudicara a sus jugadores, que también vieron cómo Cancelo entraba al área por la derecha y metía un balón al área pequeña donde Lewandowski remataba primero y a quemarropa en la zona del fondo de la red. Si no llegaba el polaco, ya estaba Fermín con el bastón preparado en el segundo palo. Nyland no pudo hacer nada, vencido por el factor medioambiental.
Sin embargo, incluso ante un equipo sin paz social, el Barça se puede complicar. Los sevillistas quisieron perdonarse por quedarse fuera de Europa la próxima temporada y encontraron tranquilidad en la defensa blaugrana. Primero, Koundé cedió un balón delante de Pedrosa para probar a Ter Stegen. Y entonces Lukebakio empezó la carrera en solitario ante Fermín, que le obligó a recortar y forzar un disparo. El alemán también respondió.
La tranquilidad que le faltó a Lamine Yamal para centrar a Lewandowski tras un buen pase de Pedri le sobró a Soumaré en la jugada del empate. El centrocampista sevillista se plantó casi hasta el borde sin mucha oposición y asistió a En-Nesyri, que sí batió por debajo de las piernas a Ter Stegen en el tercero. La jugada puso de manifiesto la parsimonia de la defensa azulgrana, desde la falta de presión sobre el pasador, hasta el hecho de que nadie seguía el desmarque en diagonal del delantero y hasta la quietud del portero.
Otra conclusión de este final de Liga es que Pedri va cogiendo confianza para rematar con la zurda o incluso de cabeza. Al cabezazo, concentrado, respondió Nyland. El zurdazo fue repelido por el larguero cuando ya iba el 1-2, justo cuando Cancelo se topaba con la base del palo.
Pero la dualidad del portugués también es decisiva en su propia área, al igual que la pereza que ciertas acciones físicas le dan a Koundé. Ocampos estuvo a punto de aprovechar el mal control de Cancelo en el área y luego le robó la billetera al francés solo por ser un poco más inteligente y esforzarse más que ellos. Algunos tan poco y otros tanto, como Cubarsi, que no dejó de ganar duelos. Con ese escenario, con sólo el canterano metido en el juego defensivo, Lukebakio pudo adelantar al Sevilla antes del descanso.
En el descanso, Xavi recurrió a Oriol Romeu, centrocampista fichado en verano, para dar más solidez a su defensa. El de Ulldecona, que casi seguro no seguirá, cerró un círculo desde que debutó en 2010 en el primer equipo en el Pizjuán en una Supercopa de España con Guardiola.
La suerte del Barça es haber encontrado a Fermín, igual que el onubense fue descubierto en verano por Xavi Hernández. El centrocampista es tan consciente del giro de su destino como agradece que se la jugaran por él. Le pone alma a todo lo que hace y con esa voluntad incansable metió un gran disparo que sorprendió a Nyland y se convirtió en el gol de la victoria y el último gol de la era Xavi. Tenía que ser el canterano, con explosión tardía, y no João Félix o Vitor Roque, dos productos del poder de los agentes en el club. A diferencia del primer gol de la noche, sí fue a abrazar al técnico y dedicárselo a modo de despedida.
Pero a medida que los problemas de este Barcelona crecieron hasta la marcha de Mariano, ex del Madrid y que ha dado muy pocos resultados, se creó peligro, mientras Koundé fallaba el que podría haber sido el gol de la tranquilidad a dos metros de la línea. Hasta el final Xavi no pudo respirar.
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