No tiene nombre. No se sabe dónde estará su sede. Su estrategia tampoco. Pero el nuevo gigante de las telecomunicaciones en España ya es una realidad.
Después de más de dos años de burocracia y arduas negociaciones, la fusión entre el segundo y cuarto operador telefónico de España, entre Orange y MásMóvil, ha obtenido esta semana el último de los salvoconductos que necesitaba. La aprobación del Gobierno español se produjo tras la autorización con condiciones de la Comisión Europea y de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
La empresa descarta un ajuste de plantilla, pero los sindicatos quieren más certezas
Pese a las condiciones de cesión de espectro que exige Bruselas y las inversiones que exige España, la empresa que surja de esta fusión «entre iguales», como subrayó el ministro para la Transformación Digital, José Luis Escrivá, será el nuevo gigante de las telecomunicaciones en España.
Será líder en clientes de banda ancha fija, con 7,3 millones de líneas fijas, el 41,8% del mercado, frente al 33,5% que tendrá Movistar (5,8 millones de líneas) y que deja por primera vez a la marca Telefónica fuera del primer puesto. en Historia. La nueva compañía alcanzará también el liderazgo en líneas móviles, con cerca de 30 millones y el 42,8% del mercado. En clientes con televisión, el liderazgo lo seguirá manteniendo Telefónica, ya que Movistar tiene el 48,5% del mercado y la fusionada ostentará el 31,6%. El tercer puesto, con un 20%, será para Vodafone.
Orange ha confirmado que ejercerá su derecho a controlar la nueva empresa a medio plazo
En términos financieros, Telefónica también seguirá siendo la primera compañía, pero la entidad fusionada será “más fuerte, con mayor escala y con alto potencial de crecimiento”, según el análisis de Barclays. Sólo la fusión de activos generará unos ingresos de 7.400 millones de euros y un beneficio bruto (ebitda) de más de 2.300 millones de euros, con un valor empresarial de 18.600 millones de euros, según el acuerdo de fusión. Barclays amplía esa cifra y abre su banda de valoración hasta un máximo de 19.200 millones.
Una tendencia alcista que está en el punto de mira del grupo Orange, según confirmó su directora general, Christel Heydemann, en la última presentación de resultados del grupo francés. Según el acuerdo de fusión, ambas compañías esperan alcanzar sinergias por 450 millones de euros. De ellos, alrededor de 230 podrían llegar de una nueva gestión de sus redes. “Sólo la red de Orange tiene potencia suficiente para soportar todo el tráfico de ambas compañías, por lo que los activos de MásMóvil podrían quedar libres para su venta o alquiler a terceros”, afirman fuentes del sector. La racionalización de los puntos de conexión móvil y de los recorridos de las redes de transporte para conectar con grandes nodos es otra fuente de sinergias, así como la optimización de los contratos con proveedores. También se espera la reorganización de marcas, especialmente del lado de MásMóvil, que actualmente opera con cinco marcas nacionales y tres locales. Todos estos movimientos, aunque la empresa lo niega, podrían suponer un ajuste de plantilla. La ministra de Transformación Digital aseguró el pasado martes que se han exigido “compromisos de empleo suficientes”. Una ambigüedad que no gustó a los sindicatos, que ya piden más garantías laborales para los más de 8.000 empleados de la nueva empresa.
Todos estos detalles se conocerán en poco tiempo. Ahora, la urgencia es apuntalar la nueva estructura de poder, que en principio se comparte al 50/50 entre las dos empresas. La cara visible como CEO será la del fundador de MásMóvil, Meinrad Spenger. Ludovic Pech, actual director general de Orange España, ocupará el puesto de director financiero. Al frente del consejo de administración estará Orange, con Jean-François Fallacher, actual presidente del consejo de Orange España y director general de Orange Francia. Fallacher fue el hombre Naranja que, cuando estaba al frente del negocio en España, convenció a MásMóvil para fusionarse, superando a Vodafone. En el nuevo consejo se espera que los fondos propietarios de MásMóvil (KKR, Civen y Providence) tengan un representante cada uno y Orange lo complete hasta alcanzar la igualdad.
Esa “igualdad” será efímera. El acuerdo de fusión otorga a Orange el derecho a controlar la compañía y Pech ya confirmó durante la presentación de resultados de Orange España en febrero que ejercerá ese derecho a comprar el 1% de las acciones en un plazo máximo de dos años. El siguiente paso en el horizonte es la salida a bolsa, que podría considerarse al cabo de dos años.
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