Soy consciente de que, para muchos mexicanos, el conflicto político y social del Perú no es de su interés. Sin embargo, no debemos desdeñar lo que está pasando en el país sudamericano ya que los últimos hechos, a raíz de la destitución de su ahora expresidente Pedro Castillo, pueden ser una ventana a lo que podría suceder en México en el futuro. Tras su intento de disolver el congreso y gobernar por decreto, Pedro Castillo, al ver que su anuncio no contaba con el apoyo del ejército ni de la policía, y mucho menos de su vicepresidenta Dina Boluarte, hoy presidenta legítima del Perú, decidió huir. Sí, huye. Lo subrayo porque a la izquierda no le gusta reconocer las verdades y tratan de convencer al más puro estilo Goebbels, que el que dio el golpe fue el congreso, pero el que intentó hacerlo fue el pequeño Castillo, hoy en prisión a responder por siete delitos, entre ellos el de rebelión. En consecuencia, tres días después, supuestos grupos de apoyo a Castillo han saqueado las calles de varias ciudades peruanas para mantener artificialmente una imagen de que «un pueblo que apoya a Castillo» exige su regreso al poder. Nada más falso. Pero en esta falsedad, los enfrentamientos con la policía ya se han saldado con ocho muertos y un número aún indeterminado de heridos. Desde su encarcelamiento, Castillo, que todavía se hace llamar presidente, que ya no lo es porque el Congreso legítimo y en funciones ya lo expulsó, habría sido perseguido político, secuestrado y víctima de un golpe de Estado. Muchos de los líderes de izquierda tienden a mentir, les gusta hacerse la víctima, cuando está claro que hay una directriz del Foro de Sao Paulo para hacer de estos países paraísos comunistas. Pero que nadie reclame la victoria. Maricarmen Ávila, presidenta de la comisión de relaciones exteriores del congreso peruano, me dijo en una entrevista que México no podrá «rescatar» a Pedro Castillo por el simple hecho de que es el único derecho del Perú juzgarlo por su incompetencia, su moral incapacidad y su supuesto golpe de Estado. Aseguró que no lo veremos paseando por Cancún o Acapulco con su amigo o su amiga. En esa entrevista nos reveló que a Castillo se le ordenará prisión preventiva por al menos 18 meses para que permanezca encerrado mientras comienzan los siete juicios en su contra. Mientras tanto, Perú es asolado por los resurgidos grupos de Sendero Luminoso, sembrando el terror y el pánico entre la población. No debemos desdeñar lo que está pasando en el Perú. Algo similar podría ocurrir en México ante una eventual derrota de Morena en las elecciones presidenciales de 2024. Los hechos nos demuestran que los aprendices de dictador de izquierda no saben perder y son incapaces de reconocer la derrota. Ante esta realidad, analicemos y prevengamos lo que está por venir, porque estoy seguro que ante el ahogo que sufrirá el INE con la reforma electoral, la oposición podrá alzarse con una contundente victoria ante el ser harto de la mentira y de las ganas de perpetuarse en el poder de esta clase política. Perú nos está mostrando lo que puede pasar en México, no lo echemos en saco roto.
Corazón que si siente
El noticiero, Ricardo Montreal, todavía miembro de Morena en el Senado. Votó en contra de la tontería de la reforma electoral. Dice que no busca estar de acuerdo con la oposición, pero hoy lo aplauden por su valentía desde dentro y fuera de Morena.
POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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CAMARADA
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