El proceso de desmantelamiento de la central nuclear de TEPCO Fukushima Daiichi está en curso y los restos de combustible se mantienen estables mediante la inyección continua de agua de refrigeración.
Sin embargo, el sitio ha acumulado alrededor de 350 millones de galones de agua contaminada, que ahora se está liberando al Océano Pacífico.
Esta controvertida medida, que se espera que dure unos 40 años, comenzó el 24 de agosto de 2023. El agua ha sido tratada para eliminar la mayoría de los isótopos radiactivos, dejando solo tritio, un isótopo radiactivo del hidrógeno difícil de separar.
A pesar de las garantías de Japón y de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) de que el agua es segura, los activistas medioambientales sostienen que no se han estudiado todos los posibles impactos. La liberación ha provocado críticas internacionales, y China impuso una prohibición general inmediata a todos los productos acuáticos procedentes de Japón.
El impacto de esta decisión sobre la vida marina y la salud humana sigue siendo un tema polémico.