Al comienzo de un año más, el ritmo inexorable del tiempo marca un nuevo hito en el destino de la humanidad, cuyos avances tecnológicos y científicos han sido extraordinarios. Paradójicamente, el desarrollo individual ha disminuido con la aplicación desmedida de las redes sociales e Internet, que entre otras cosas han creado vidas paralelas y artificiales para miles de jóvenes que pierden su identidad; tal vez como una protesta silenciosa e inconsciente contra la destrucción de los más altos valores humanos, que se llevan a cabo al amparo de los nuevos paradigmas, donde el valor monetario ha reemplazado a cualquier concepto ético, legal y moral.
En efecto, el dinero es el nuevo Dios de la sociedad contemporánea y su adoración se consuma con la sociedad neoliberal, donde el derroche absurdo e innecesario rige los modelos de comportamiento económico personal.
Transcurrió un año marcado por el fin de la pandemia y la guerra absurda en Ucrania, un tiempo en el que los valores democráticos han sido violados por un nuevo autoritarismo.
Ante el fracaso de las políticas de distribución de la riqueza, que han creado más miles de millones de pobres que en cualquier otra etapa de la historia, la inflación ha sido producto de una política económica equivocada y su lucha es aún peor, ya que Reducir el crecimiento para detenerlo significa hacer los pobres más pobres y, como siempre, aumentando la riqueza de los que más tienen.
En México, la polarización y el lenguaje del odio prevalecen en la conversación pública, mientras que en el territorio, el crimen —organizado o no— aterroriza a una sociedad cada día secuestrada por las fuerzas de la violencia.
Sin embargo, la grandeza del espíritu humano debe emerger siempre con una luz iluminada por la esperanza, por la alegría, por el amor, por aquellos valores que hacen del ser humano un ser superior. Aún prevalece en el corazón de los pueblos mexicanos en su música, gastronomía y tradiciones de fin de año, esa luz que nos da confianza de que podemos emprender un futuro más brillante y más justo. Recuperemos los valores fundamentales con el talento y la alegría que nace del sentir; enfrentémonos al mundo
enrarecidos por el absurdo y dar lugar al curso histórico que la nación merece.
En 2023, en la arena política mexicana, se definirán las candidaturas para las elecciones de 2024: en el frente oficial, todo parece indicar que la decisión Presidencial —y no las supuestas urnas— decidirá la candidatura de claudia sheinbaumquienes tendrán una campaña que no es tan fácil como se esperaba, ya que la oposición va a concentrar las fuerzas de quienes no están de acuerdo con el gobierno de López Obrador.
Es decir, si bien el Presidente cumple el papel de unificador del partido de gobierno, también tiene el mismo sentido al convertirse en el adversario común de todos los que no gustan de este gobierno. La lucha electoral será feroz y tendremos un año de enfrentamientos; Ojalá estas se lleven a cabo bajo la más estricta conducta apegada a la Ley ya las normas democráticas.
Resolver nuestro futuro en paz es la obligación colectiva del año 2023, en el que se abren las puertas de un nuevo horizonte.
POR ALFREDO RIOS CAMARENA
PROFESOR DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAÍZ
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