Sus delegaciones se reúnen nuevamente en México para negociar temas claves. ¿Pueden estar de acuerdo?
Bajo la presión de la comunidad internacional, que sigue apostando por una salida negociada a la prolongada crisis venezolana, los delegados del gobierno de Nicolás Maduro y la oposición retomaron el diálogo este sábado en la capital de México. Pero crece la incógnita sobre cuánto estarán dispuestos a ceder para lograr avances en este proceso que hasta ahora ha sido turbulento.
Tras trece meses de suspensión de las conversaciones, Gobierno y oposición buscarán impulsar el proceso con un acuerdo, en el que han avanzado en los últimos meses con la mediación de Noruega, para crear un fondo social, con recursos congelados del venezolano estatal, que servirá para financiar programas de salud, alimentación y educación de los sectores mayoritariamente pobres, muy golpeados por la crisis, y atender el deteriorado sistema eléctrico público.
La formación del fondo social, que sería administrado por las Naciones Unidas, es parte de una amplia agenda de discusiones que incluirá el levantamiento de sanciones económicasla definición de las condiciones para las elecciones presidenciales de 2024, la liberación de los presos políticos y la eliminación de las inhabilitaciones políticas.
Entre venezolanos y analistas hay hay muchas dudas de que estas negociaciones puedan generar beneficios tangibles para la población y llegan a buen puerto por el fracaso de los procesos anteriores.
Pero aun así, la comunidad internacional sigue apostando por el diálogo para lograr una salida a la crisis política, social y económica que ha generado la migración de más de siete millones de personas en los últimos años, problema que ha comenzado a azotar a Estados Unidos. .
Escepticismo
Al respecto, Mariano de Alba, asesor principal de la ONG International Crisis Group, dijo Associated Press que si bien es justificable el escepticismo, si se quiere avanzar en la solución del conflicto venezolano, «la alternativa realista es intentar que esta negociación avance y dé resultados».
En este sentido, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y jefe de la delegación del Gobierno, dijo este viernes a la prensa, tras su llegada a la capital mexicana, que venían con la intención de asegurar que todos estos temas «se resuelvan a través de discusión y diálogo.
La delegación encabezada por Rodríguez también está integrada por el diputado Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente venezolano, y Camila Fabri, esposa del empresario colombiano Alex Saab, quien se encuentra detenido en Estados Unidos.
En esta nueva fase del proceso, el gobierno de Maduro se sienta a hablar mucho más fortalecido política y económicamente, mientras que la oposición, unida en la llamada “Plataforma Unitaria”, se muestra muy debilitada por la fracturas internasla pérdida de espacio político y apoyo popular, lo que limita considerablemente su poder de negociación.
El papel central de los Estados Unidos
En este contexto, Estados Unidos jugará un papel clave Porque tiene en sus manos lo único que según analistas llevó a Maduro a volver a la mesa de diálogo: las sanciones económicas que enfrenta su gobierno desde hace más de tres años.
No es casualidad que la reactivación de las conversaciones coincida con la decisión que debe tomar próximamente el gobierno de Joe Biden respecto a la extensión de la licencia de operación en Venezuela de Chevron, la mayor petrolera estadounidense, lo que ayudaría a recuperar la mermada producción de crudos. de la nación sudamericana golpeada por las sanciones impuestas por Washington tras cuestionar las elecciones de 2018 en las que Maduro ganó la reelección por seis años.
A poco de anunciarse esta semana la reactivación de las conversaciones, el subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, expresó en su cuenta de Twitter que esperaba que los delegados de ambas partes “trabajen para el alivio de los desafíos humanitarios”. que enfrentan los venezolanos, y la realización de «elecciones libres y justas«.
crisis migratoria
De Alba afirmó que aunque la situación en Venezuela ya no es una prioridad para Washington, el gobierno de Biden y el resto de la comunidad internacional están preocupados por las consecuencias de la prolongada crisis venezolana, que ha generado una migración masiva en la región. .
Para hacer frente al creciente flujo de migrantes venezolanos, Estados Unidos restringió el asilo en octubre e impuso un plan de 24.000 visas humanitarias.
Entre agosto y octubre del año pasado, delegados de gobierno y oposición participaron en un proceso de negociación que quedó en nada.
En esa oportunidad, El equipo de Maduro suspendió las conversaciones en protesta por la extradición de Cabo Verde a Estados Unidos de Saab, quien enfrenta cargos por lavado de cientos de millones de dólares supuestamente provenientes de tratos corruptos con el gobierno venezolano.
Fuente: AP
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