En las paredes de la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí, los carteles colgantes invitan al optimismo: un collage de fotos de jugadores del Barça festejando, con un tres gigante en el centro, formando el lema “ Vamos (Vamos por el tercero seguido), te animan a creer. Así se motivan los gigantes del balonmano blaugrana ante el histórico reto al que se enfrentan este fin de semana en Colonia: asaltar la 12ª Champions League del club, la tercera consecutiva –un hito histórico–, que sería la quinta en las 14 ediciones bajo el formato a cuatro que se han disputado en el majestuoso Lanxess Arena.
Para poder volver a optar al título europeo en la final de mañana a las 18.00 horas, el Barça primero, hoy en semifinales, debe encontrar el antídoto para no verse afectado por la llamada maldición del rookie. Hasta en cuatro ocasiones los blaugrana, favoritos por escudo, plantilla y trayectoria, cayeron ante un equipo debutante en la los últimos cuatro . Y no quieren que Magdeburg sea el quinto en someterse a ellos. Han estado más que advertidos, ya que el rival alemán es su bête noire más recurrente en los últimos tiempos: es el único equipo que ha ganado al Barça esta temporada, y en las dos últimas seguidas.
En las 13 ediciones de la Champions con formato de cuatro jugadores, el Barça cayó sorpresivamente ante debutantes como el Hamburgo (en la final de 2013, tras la prórroga); al año siguiente, en semifinales ante el Flensburgo –finalmente campeón–; En la edición de 2017, el Vardar le dio un revolcón en semis, para acabar reinando también; y en 2018 fue rebajado en octavos de final por el Montpellier (que acabó coronándose en Colonia). Cuatro novatos, cuatro eliminaciones, cuatro campeones.
Por eso, y con todo su potencial, el Magdeburg inspira respeto a los blaugrana. «Ha sido uno de los mejores equipos de la Champions League en los últimos 2-3 años», resumió para este periódico Gonzalo Pérez de Vargas, que atribuye al «estilo de juego» y jugadores «con menos centímetros y menos peso». de lo habitual, muy buen mano a mano» la dificultad que ha encontrado el Barça ante la selección alemana en sus dos últimos encuentros: las derrotas en las finales del Mundial de Clubes de 2021 (33-28) y 2022 (41-39, en la prórroga , en octubre).
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Para Luka Cindric, el central croata que podría jugar sus dos últimos partidos con los blaugrana (el club le invita a marcharse), no hay duda: «El Magdeburg es muy difícil para nosotros porque juegan rápido como nosotros, son muy parecidos». ; Es el anti-Barça. Y tiene buenos jugadores, con cambios de calidad, parecidos al Barça. Es un equipo muy difícil de ganar».
Magdeburg, que fue campeona de Europa por última (y única) vez en 2002, es una auténtica ONU con jugadores de nueve nacionalidades (danesa, islandesa, sueca, noruega, eslovena, suiza, holandesa, polaca y alemana) que forman un compacto y bloque balanceado. El subcampeón de la Bundesliga no podrá contar con su gran referente, el lateral islandés Omar Magnusson, lesionado desde febrero, pero ha recuperado al central islandés Gisli Kristjansson, segundo máximo goleador del equipo (76). Aunque su jugador más en forma es el holandés Kay Smits (78), «que lo está haciendo igual o mejor» que Magnusson, según Ortega.
Magdeburg es un equipo muy difícil de ganar; es el anti-Barça
“Es un equipo que se basa mucho en el uno contra uno, con jugadores muy rápidos, difíciles de defender. y ha venido a los últimos cuatro en su primer año de Champions. Está haciendo las cosas muy bien y firmando muy bien desde hace muchos años; va a ser un rival serio durante los próximos años”, analiza el técnico blaugrana para La Vanguardia.
El Barça, único invicto (15 victorias, 1 empate), con una racha histórica de 25 partidos sin perder (desde noviembre de 2021) y pichichi (34,8 de media), tiene a todos sus jugadores menos a Aitor Ariño.