Desde hace algún tiempo he sostenido que la humanidad y en particular la sociedad mexicana se encuentra en un claro proceso de involución. Incluso parece que hemos olvidado todo el esfuerzo que muchas generaciones hicieron, incluso ofreciendo su vida para conseguir la igualdad.
Pero en esta tercera década del siglo XXI, ideas como raza, color de piel, casta, vuelven con fuerza inusitada, no por quien posiblemente discrimina, sino por quien se siente discriminado. La discriminación y el clasismo son utilizados por el presidente Andrés Manuel López Obrador con fines políticos. Sabiendo que la mayoría de los mexicanos vive en la pobreza, lejos de paliar las carencias, no sólo las aumenta, sino que las utiliza para profundizar las diferencias de la sociedad mexicana y así obtener ventajas políticas.
¿Cuánto daño le hará a la sociedad mexicana estar dividida en base a privilegios y color de piel? Pueden ser daños irreversibles, que sufran varias generaciones hasta que surja un líder que promueva la verdadera unión de la sociedad mexicana. Pero la realidad es que el México de hoy es uno de los países donde hay más discriminación en el mundo. Las condiciones por las cuales las personas son más discriminadas son: fisonomía, color de piel y condición social y económica.
Prueba de ello es la narrativa que algunos sectores del oficialismo difundieron a través de las redes sociales, tras la marcha que reunió a poco más de un millón de personas en 62 ciudades de México y el mundo para protestar por la intención de desaparecer. al árbitro electoral autónomo y crear uno dependiente del gobierno federal. Pude leer algunas acusaciones en el sentido de que solo asistieron a la marcha personas de piel blanca, rubia y de ojos azules.
El argumento, además de pueril, es falso ya que muchos sectores de la población, incluidos los que lamentan su decisión en 2018, marcharon y protestaron el domingo 13 de noviembre. Es cierto que ese domingo marcharon sectores de la población que en general no se manifiestan ya que están enfocados a la productividad y la creación de empleo, pero reducirlos únicamente por su apariencia y color de piel, no solo me parece irresponsable, sino también criminal.
Quienes atacaron la marcha, no reconocieron que su objetivo es exigir e impedir que el presidente mexicano siga con un proceso de desmantelamiento del país, lo redujeron a un «streeptease del conservadurismo» en un afán por hacerlo menos, pero el intento no fue exitoso. Ahora el presidente mexicano anunció una marcha “que el pueblo está pidiendo”. ¿Será una marcha de morenos, de gente sin privilegios? Profundizar las diferencias en lugar de reconciliarlas es un gran crimen social. Diferenciar a las personas por su color de piel es un delito que tarde o temprano vamos a demandar a quien, en su beneficio, enfrentó a mexicano contra mexicano.
Corazón que si siente
Tenoch Huerta es un actor mexicano que se define en su cuenta de Twitter como: «Prieto Resentido, miembro del Poder Prieto y Bien quien sabe cómo (sic)». Ha creado una especie de nuevas razas que profundizan el distanciamiento social de lo que parece enorgullecerse. La discriminación también va de ese lado para el otro lado.
POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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MBL
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