Desde mi primer encuentro con “El rey del efectivo”, el libro Por supuesto, no he dejado de ponderar las posibles razones por las que la Fundación Nobel no ha considerado al Presidente de México como el candidato natural para recibir el nobel. Pienso en las mises que concurso tras concurso también han anhelado la paz mundial.
A pesar de todas las energías y recursos que se emplearon para llevar la propuesta de paz para Crimea a los foros de los organismos internacionales, al Gandhi latinoamericano se le ha negado un merecido reconocimiento. Lámpara de la calle y oscuridad de su casa, decían las abuelas. Cuando juega en casa divide, degrada, militariza. Afuera, su propuesta de paz para Crimea es una tontería. Sugerir al tirano y genocida Narendra Modi como mediador solo es posible cuando ignoras o superpones la violencia contra los musulmanes en la India y el régimen fascista que se ha impuesto a más de mil millones de indios. Además de poner a México y su estructura burocrática a cuestas del colonialismo ruso.
El Comité de la Fundación Nobel, al otorgar un premio a una fundación ucraniana de derechos humanos, ha reconocido el papel fundamental dey Zelensky en defender su soberanía contra la crueldad del presidente ruso.
Lo que han hecho Zelensky y el ejército ucraniano es mantener la homeostasis de la geopolítica global, es decir, defender el mundo tal como lo conocemos. Si Zelensky hubiera optado por el exilio, se habría fortalecido la convicción ideológica de que las autocracias tienen un cheque en blanco para invadir y violar sus barrios. Y el siguiente escenario podría haber cristalizado. Tras la rendición de Ucrania y la posición pusilánime de Estados Unidos y la OTAN, Rusia podría haber seguido con Moldavia y los países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania. Ipso facto habría una intervención más directa en las repúblicas de Asia Central: Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán.
Esto daría inicio a la sustitución del sistema internacional liberal que los aliados establecieron a partir de 1945 y que es el paradigma actual de las relaciones internacionales. Los pinchazos coloniales de Putin contagiarían a Arabia Saudí, que continuaría pero con mayor intensidad su intervención en Yemen y tensaría las relaciones con Irán por su apoyo a las milicias chiítas. Rusia continuaría sus aventuras militares en Siria y las repúblicas del África central y subsahariana.
Al ver la timidez de los países europeos y de Estados Unidos, China avanzaría sobre Taiwán, y pondría en riesgo el delicado equilibrio de poder entre China, Corea del Sur, Japón, Singapur, Malasia e Indonesia. Las operaciones militares de Corea del Norte sobre el espacio aéreo japonés no son ajenas a lo que sucede en Crimea. Esta hipotética victoria de Rusia fortalecería aún más las autocracias iliberales o regímenes híbridos como Erdogan en Turquía, Orbán en Hungría y Modi en India.
El avance del fascismo en Italia y de la extrema derecha en Suecia no es casualidad; todo está concatenado. La Fundación Nobel tenía razón al reconocer el trabajo del Centro Ucraniano para las Libertades Civiles: han salvado al mundo.
POR ALEJANDRO ECHEGARAY
COLABORADOR
@aechegaray1
MAAZ
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