Presidente López Obrador Está loco. Lo siguiente es lo que está furioso. Está enojado. ¿Cuáles son las condiciones que le han hecho lucir? Adolf Hitler en los últimos días del Segunda Guerra Mundial¿Cuando la derrota alemana era inevitable?
La última exteriorización de su estado de ánimo interno se produjo, como tenía que ocurrir, una mañana con su tortuoso, violento y resentido ataque contra María Amparo Casar por su pensión por ser viuda de un empleado de Pemex. La culpa, indirectamente, de ser responsable de la caída de las preferencias electorales de Morena.
Violando, una vez más, las leyes existentes en nuestro país en materia de protección de datos personales, se fue a la yugular de Casar. Él también lo hizo porque puede y porque sabe que nadie puede detenerlo. En México se han castrado los órganos jurisdiccionales encargados de la contención y corrección o sanción de los funcionarios públicos que cometan faltas administrativas o penales.
La mayoría de estos organismos han sido colonizados por militantes de su partido (donde no les importa ignorar sus responsabilidades legales) o han visto reducidos sus miembros y presupuestos, imposibilitando a menudo una toma de decisiones correcta y legal.
Tal es el caso de Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, TEPJF, que carece de tantos miembros que muchas de sus decisiones podrían ser impugnadas, especialmente en el caso de un fallo en una elección presidencial competitiva donde Morena podría resultar perjudicada. Hay una mina real enterrada allí y esperando ser explotada en caso de emergencia.
Claro, AMLO No puedo aceptar tal escenario. Según datos públicos, la mayoría de las encuestas muestran que Sheinbaum. Entonces, ¿cómo es posible que la primera encuesta que predice la victoria en Xóchitl ¿Puede provocar tanta ira?
la encuesta de Llamada masiva que puso Xóchitl por delante de Sheinbaum Provocó un terremoto de ansiedad en el Presidente y su pueblo.
Parecería que toda la campaña de Sheinbaum se basa en la idea creada artificialmente sobre su invencibilidad y la inevitabilidad de la victoria. El problema de esta estrategia de crear un resultado electoral artificial es que tiene que ir acompañada de un sentimiento social real. Y ese no es el caso, obviamente.
En este momento hay dos Méxicos. Uno es el que exige sometimiento a lo que dice y ordena el poder público en términos de presencia física en un evento o promesas de votos, todo pagado con dinero público negro o con apoyo del crimen organizado.
El otro México es el de las movilizaciones por cuenta propia, sin dinero de por medio, con la convicción de que hay una causa que defender, como la libertad, la seguridad, la democracia y el futuro.
En el México primero no hay causas ni convicciones, sino intereses, presiones, amenazas y obligaciones. En ese México no hay libertad de expresión. Existe la obligación de brindar apoyo y, ¿por qué no?, votar por el candidato.
En el otro México, el de la libertad, la democracia y un futuro viable, habrá debate, discusión y hasta disidencia, pero, finalmente, habrá el acuerdo imprescindible sobre la necesidad de defender un país con tolerancia a las diferencias, pero sosteniendo fuertes instituciones. que obligan a los poderosos a obedecer la ley y el mandato de las mayorías democráticamente elegidas.
El 1 de mayo fue muy simbólico e ilustrativo de esta situación. Mientras los dirigentes sindicales expresaron su “apoyo” (que no es más que su subordinación) al poder público federal, sus bases se agruparon en torno a los candidatos opositores. Esto expresa dos cosas.
En primer lugar, es posible que los dirigentes sindicales carezcan de representatividad. Y dos, que las bases sindicales están en rebelión contra sus dirigentes, por su descontento con la situación económica, política y social del país.
Donde esta situación se expresó claramente fue en la Ciudad de México. Mientras los dirigentes de las secciones del sindicato de trabajadores de la Ciudad de México se reunían con el candidato a jefe de gobierno de Morena, las bases sindicales se reunían con Santiago Taboada, candidato de la oposición.
Además, las bases sindicales expresaron claramente lo que sucede al interior de sus secciones sindicales. Afirmaron que los dirigentes, en un acto de oportunismo político, aceptaron que debían responder al llamado del oficialismo, al tiempo que apoyaron a sus bases para ir con la oposición.
Es un doble juego hipócrita, producto de la necesidad pragmática del momento: halagar al jefe, mientras detrás de escena preparas lo que tus ojos y oídos te dicen: que la oposición va a ganar. Ésta es la única manera de explicar tal juego de enroque político entre líderes y bases, que por lo demás es bastante obvio.
Se respira un aire de total incertidumbre respecto a los posibles escenarios electorales a partir del próximo 2 de junio. El ánimo social del país es bastante fluido e impredecible. Nada es seguro y mucho menos la “victoria segura” de Sheinbaum. Esto hace que el presidente siga inseguro.
Está destrozado, y eso es lo que revelan sus arrebatos, insultos y comportamientos abiertamente ilegales. Está decidido a ganar las elecciones por las malas, si es necesario. No piensa, ni por un minuto, en ceder el poder a la oposición. Y, sin embargo, sentado en el Palacio Nacional, se parece a Hitler en su búnker de Berlín: las opciones se cierran y las posibilidades de victoria se reducen, día a día.
La angustia presidencial está a flor de piel. Su ira sale por todos los poros. Por eso insulta y ofende a María Amparo Casar, y lo hará contra otras personas o grupos en los próximos días. Él es el tigre enjaulado, no la sociedad mexicana. El pueblo aceptará el veredicto de las urnas. Algunos estarán tristes y otros estarán felices. Pero, a diferencia de los ciudadanos, el presidente no tiene intención de aceptar ese veredicto. Sería una bofetada inaceptable a la percepción que tiene de sí mismo y de su exagerada grandeza.
La ira quita lucidez y claridad estratégica. Sabe lo que quiere, pero se percibe encaminado por el camino que le lleva a perderlo todo. Es como un tren que perdió sus frenos. El humor social que le acompañó en 2018 ya ha sido borrado del mapa. Una cosa es obligar a los beneficiarios de programas sociales a votar por Morena usando tácticas terroristas, y otra, completamente distinta, fue ese voto libre y entusiasta que recibió en 2018. Eso ya no existe.
Es más, millones de esos votos votarán hoy en su contra. Este voto en contra es consecuencia de tantas promesas incumplidas o mentiras descaradas dichas, día tras día, por las mañanas. Y de las ofensas lanzadas por un mentiroso habitual.
¿Cómo recuperar esos millones de votos libres? Ya no hay manera. Se perdieron irremediablemente, porque se perdió la confianza en su palabra y en su proyecto. Sin el cumplimiento de la palabra prometida y sin resultados tangibles en materia de libertades, democracia y seguridad, se pierde la fe. Y en el caso de Morena y López Obrador, se perdió la fe.
Es por esta razón esencial que Morena perderá las elecciones. Y, como sabe el Presidente, no puede salir de su estado de ira. Continuará atacando e insultando a personas e instituciones e ignorando la ley hasta el último aliento de su administración.
POR RICARDO PASCOE
COLABORADOR
ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep
MAAZ
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