El arte y todas sus expresiones se han mantenido como una constante a lo largo del Historia del humanidadporque a lo largo de los años, diversos individuos con gran capacidad y talento han decidido expresar sus visiones personales sobre hechos históricoexperiencias o simplemente a retrato que reflejaba la creencias y el sociedad de esos años.
Durante la Edad Media, cientos de artistas lograron dejar una legado que trascendió en su época y hoy, estas obras son consideradas como hermoso partes que conservan una fuerte carga cultural e histórica, permitiendo a los espectadores actuales apreciar e incluso sentirse inmersos gracias a la excelente calidad de las siguientes pinturas, que son algunas de las mejores de la época y que cualquier aficionado al arte debería conocer.
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La dama de Shalott de John William Waterhouse (1888): la belleza y armonía del realismo del siglo XIX
Una de las obras de arte neomedieval más famosas del siglo XIX, que está inspirada en un poema de Tennyson, escrito en 1832 y basado en un cuento italiano del siglo XIII. La pieza desborda belleza dentro del realismo y atención a la luz en la escena, una obra que fundó la tendencia popular del realismo y uno de los primeros ejemplos de la representación artística de múltiples obras, que trascienden estilos y espacios para converger en la belleza y la armonía. .
¡Buena suerte! de Edmund Leighton (1900): ¿el final o el comienzo de una historia de amor?
Romance: caballeros y doncellas, un retrato romántico, lleno de colores y texturas que transmite la magia y el encanto de la Edad Media, una época que ha sido estereotipada hasta la saciedad por el tono fantástico y épico, siendo esta obra uno de los reflejos del Corrientes artísticas que dominaron durante esos años. Una obra que enamora por su calidad y el cuidado por el más mínimo detalle y la gran carga emocional que desborda tras lo que parece un momento fugaz.
Después de la batalla de Igor Svyatoslavich de Viktor Vasnetsov (1880): arte escondido en las profundidades del horror
Era común que en la época el tema de damiselas y caballeros fuera representado con una gran carga de magia y romanticismo, sin embargo, la otra cara de la moneda muestra la crueldad del verdadero propósito de estos personajes, muriendo en batallas encarnadas donde la humanidad y el amor quedó en un segundo plano. Un retrato de la fragilidad y crueldad humana, que abarca la belleza que aparece incluso en los peores momentos.
El beso de Francesco Hayez (1859): romance y política se encuentran en un beso
Con un tierno beso de por medio, el artista logra captar la delgada línea entre el amor y la política y el romance constante entre el control y el compromiso, en primer plano se muestra un beso, aunque al fondo se dibuja una sutil referencia, en alusión a una reciente Alianza entre Francia y el Conde de Cavour, líder de la resistencia italiana, que simboliza las esperanzas de unificación de Italia.
Stanczyk de Jan Matejko (1862): la dualidad del hombre y la sociedad
Jan Matejko es considerado por muchos el mejor pintor polaco de todos los tiempos. Este artista tiene un portafolio impresionante, pero es su obra más popular la que se ha convertido en un clásico de la época, ya que en la pieza titulada «Stanczyk» nos muestra a un héroe nacional polaco, el bufón Stanczyk. El payaso es el único que está preocupado en la obra, ya que recientemente recibió la noticia de una aplastante derrota, una obra llena de contrastes de fondo y forma.