Hilario Aguirre escalar a la cima parte superior de la catedral y se detiene un momento a mirar la cúpula donde se encuentra el mecanismo del reloj monumental. Ella entra y pregunta la hora a sus compañeros, también la consulta en su celular. Luego, con la mano izquierda, le da cuerda mientras se asoma a una ventana que da a la placa del Zócalo. Las manos pasan frente a su rostro y mira el horizonte.
El reloj que marca la hora zocalo de la ciudad de mexicola plaza pública más importante del país, visitada por 10 millones de personas al año, experimentó por última vez un cambio de hora debido al horario de verano.
Este reloj monumental, que se encuentra en lo alto de la Catedral Metropolitana, que data de 1905, no tiene marcha atrás, dice Hilario Aguirre, quien lleva 30 años sirviéndolo.
“Ese reloj es como los aviones, no tiene reversa, tengo que darle la vuelta completa, para dejarlo en la hora trasera. Cuando se adelanta no hay problema, pero cuando llegas tarde tienen que darle la vuelta para dejarlo una hora antes.
“Es cuestión de movimiento, hay que contar cuantas vueltas le das, ya que cada vuelta que da la flecha corresponde a una hora, si le damos 11 vueltas, se queda”, explicó el relojero en Entrevista con El Heraldo de México.
El proceso para realizar el cambio de hora dura unos 30 minutos. Para Hilario no hay nostalgia en el último ajuste del horario de verano, después de 26 años, ya que no le vio sentido a esta política.
“Nunca vi la ventaja en el cambio de hora en ningún aspecto. (No hay nostalgia) no porque en realidad sigo trabajando, la nostalgia va a ser cuando digan ‘ya no vas a trabajar’”, comentó.
El decreto que modifica la Ley de Zonas Horarias fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado viernes.
MAAZ
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