Si todo va bien mañana, en el Día del Inversionista de Tesla, la empresa de autos eléctricos anunciará una importante inversión para México.
Durante semanas se ha especulado sobre el lugar donde se ubicaría una fábrica de Elon Musk aquí. Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dijo que ayer tuvo una llamada telefónica con Musk. Esto podría desbaratar un poco el anuncio si revela información crítica en su discurso de apertura esta mañana antes de que lo haga Musk.
No se debe descartar que, ante la disputa de si la inversión llegará a Nuevo León, Hidalgo, Ciudad de México, Coahuila o cualquier estado, bien podría no ser una sola fábrica, sino dos o tres, las que abrirían la baraja. de inversiones de esa empresa en México y haría felices a varios de los gobernadores involucrados que han disputado la preferencia de Tesla.
En un escenario ideal, Tesla podría usar Hidalgo, gobernada por Julio Menchaca, para instalar una fábrica de baterías u otros componentes críticos para esos autos. Esto le daría efectivamente el acceso deseado a AIFA que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha acariciado Volar carga con autopartes sería fácil, y desde ese aeropuerto podrían abastecer a las fábricas de todo el planeta.
A este escenario se podría sumar una ensambladora de automóviles en Nuevo León, estado más propicio para este último dado que el mercado estadounidense sería fácilmente abastecido por ferrocarril, una de las alternativas de transporte más económicas y en la que la empresa ferroviaria estadounidense Kansas City Southern ha sólida experiencia en transporte transfronterizo, con la capacidad de enviar hasta 24 vagones en un solo vagón de ferrocarril.
Esto implicaría una victoria para todos los partidos, incluido el gobernador Samuel Garcíaque tanto luchó por esta inversión.
Pero no es un escenario garantizado. En realidad, la decisión depende del inversionista, como afirmó recientemente Menchaca.
Otro escenario, sin definir, implicaría que Musk anuncie mañana que su inversión irá a México, pero que aún tardará un tiempo en decidir el tamaño y el estatus.
En ese caso, se intensificaría la competencia entre gobernadores; y el gobierno federal tendría incentivos para insistir en el tema del agua que el Presidente colocó como fundamental para las autorizaciones.
En cualquier caso, hasta ahora hay dos lecciones: la primera es que los incentivos son necesarios y son un instrumento del capitalismo competitivo que Q4 ha comenzado a valorar (hasta Armando Guadiana se le ocurrió ofrecer mil hectáreas de regalo, si Musk elegía a Coahuila).
Y la segunda es que las inversiones no llegan por sí solas a los estados. Es necesario trabajar con los inversores, convencerlos y explicarles las ventajas de invertir.
Así como lo hizo ProMéxico para todo el país, hasta que AMLO lo canceló.
POR CARLOS MOTA
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