Parece extraño que un número tan gigantesco de personas que se autodenominan religiosas, los que conocemos como evangélicos conservadores blancos, hayan votado masivamente por Donald Trump hace unos años. No lo es. Puede ser que el señor «agárralos por el coño» es bastante obvio en la falsedad con la que abrazó los valores cristianos, que estaba a favor de la legalización de
aborto y, por ejemplo, ha montado un espectáculo público para sobornar tormentoso daniels, la actriz porno, para que no hablara de la noche aparentemente no tan torrencial que tuvieron cuando el Agente Naranja estuvo perfectamente casado. Aún así, las afinidades entre Trump y el conservadurismo religioso de la “América profunda” son muchas y más relevantes que sus diferencias.
Así lo deja claro un libro recientemente traducido al español por Capitán Swing, Jesús y John Wayne. Cómo los evangélicos blancos secuestraron una fe y fracturaron una nación, del historiador Kristin Kobes du Mez.
Lejos de la idea de un Cristo cursi o hippie, el de la otra mejilla, el del pacifismo y el amor incondicional al prójimo, el evangelismo conservador, un extenso y diverso archipiélago de congregaciones que comparten un abundante número digamos cultural principios, lleva varias décadas en la promoción de una forma de fe belicista, con algo de espíritu cruzado y que incluye una guerra frontal contra los feminismos, un antiaborto feroz y un rechazo categórico a los derechos de la ciudadanía LGBT+.
Este archipiélago ha desarrollado un mercado que incluye podcasts y programas de radio de gran audiencia, conferencias pagadas a precio de oro y libros capaces de vender muchos cientos de miles de ejemplares, pero también camisetas, carteles o tazas.
Du Mez atiende con precisión y claridad este fenómeno, que además –de ahí el título– relata los íconos de la cultura de masas que ha adoptado el evangelismo hardcore, una galería de tipos duros e historias sangrientas que comienza con John Wayne, un vaquero de derecha que , con esa conocida promiscuidad, no era sin embargo mojigato ni ultrarreligioso, y que llega incluso a Mel Gibson, un católico ultramontano con tintes de antisemitismo que ha conseguido seducir a los de la tienda de enfrente con la el gore crucificador de su película Christ y el nacionalismo armado de Braveheart y The Patriot.
Vale la pena ponerse en contacto con Jesús y John Wayne para obtener una comprensión completa de lo que está pasando con los religiosos allí, especialmente cuando Trump oscila entre la cárcel y un regreso a la presidencia que, una vez más, le deberá mucho a los tipos duros de los yankees. cristiandad.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
MAÍZ
Continuar leyendo: Jesús y John Wayne: Trump y la derecha religiosa