“Para que no se abuse del poder, el poder debe detener al poder”. Montesquieu.
El domingo 5 de febrero se conmemoró el 106 aniversario de la Promulgación de la Constitución de 1917. En el acto oficial, realizado en el Teatro de la República de Querétaro y al que asistieron gobernadores, secretarios de estado, los «aspirantes» a la candidatura presidencial, por Morena (Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Augusto López), así como el titular de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Santiago Creel y la Ministra Presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Norma Piña.
Dicho acto protocolar se llevó a cabo en medio de un ambiente cada vez más impregnado de la sucesión presidencial y, en ese sentido, de cómo López Obrador quiere “dejar todo arreglado” para que su Cuarta Transformación se implemente aún en su ausencia. Para ello afirmó que “durante el período neoporfirista y neoliberal nunca se han hecho cambios a la Carta Magna a favor de los más necesitados, sino que los cambios que se sufren son para beneficiar a personas atadas al poder económico”.
La posición discursiva de Santiago Creel fue de diálogo respetuoso para llegar a consensos y la del gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, fue de clamor por la libertad, base del respeto a las leyes y la buena salud democrática. Sin embargo, el discurso que más expectativa causó fue el de la Ministra Presidenta de la SCJN, Norma Piña, ya que ella, desde su designación, ha sido blanco de los ataques del titular del Ejecutivo. El Dr. Piña fue enfático en el respeto a las leyes, la actuación de los jueces apegada a la ley para evitar arbitrariedades, así como el respeto a la Constitución y al equilibrio de Poderes.
Pero quizás el mayor símbolo, lleno de mensajes y significados, fue que el presidente de la Corte Suprema no se puso de pie durante las palabras del mandatario. Este símbolo fue abordado por López Obrador durante «la mañana» de este lunes, en alusión a la apertura que hay en este gobierno, llegando a comentar que «le complacía, demostrar que no somos iguales a otros presidentes del pasado». Aunque en realidad el mensaje era mucho más profundo, fue un acto de rebeldía, concatenado al propio discurso del Dr. Piña, dignidad y respeto hacia la separación de Poderes.
Y es precisamente esta separación de Poderes -manifestada en la Carta Magna- esencial para un buen funcionamiento democrático del país, ya que es la distribución equitativa de las responsabilidades gubernamentales y de sus líderes, es el establecimiento de pesos y contrapesos adecuados (y en su caso, sanciones) para proporcionar el mayor bienestar a los ciudadanos. Por lo que exacerba el mensaje del titular del Poder Judicial, significante urgente, digno y poderoso.
Así, más allá de hablar de cambiar artículos de la Constitución, se debe comenzar por su pleno respeto. Los poderes legislativo y judicial deben asumirse como pilares del Estado Mexicano y no estar sujetos a los mandatos de un solo hombre. Es de vital importancia que para la recta final del sexenio estos Poderes fortalezcan y establezcan sus facultades de control del Ejecutivo, que muevan todas las «comas» que sean necesarias para el bien de la sociedad mexicana, para que nuestros El país deja de ser una mesa «coja».
POR ADRIANA SARUR
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CAMARADA
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