La entrega se realizó este domingo. 95 de los Oscar. La categoría de mejor música suele tener peculiaridades: una sorpresa, una polémica, una lista de pequeñas películas, o la diversidad de estilos, estéticas y/o formas de abordar el acompañamiento que hacen, sin embargo, este año no hubo ninguna. Incluso con las diferencias autorales tan claras y singulares, fue lo más parejo. Me hubiera gustado saber títulos que no estaban en todas las categorías y así mapear nuevos autores, pero los cinco compartían ampliamente su sentido diegético.
Los nominados fueron Justin Hurwitz (Babilonia), Carter Burwell (Las almas en pena de Inisherin), Hijo Lux (Todo en todas partes a la vez), Juan Williams (Los Fabelman) y Volker Bertelmann (Todo calmado en el frente oeste).
Hurwitz no es un novato. Su trabajo se ha realizado principalmente como colaborador de Damiene Chazelle y con él ya ha ganado dos premios Oscar: el de mejor música y el de mejor canción por La la land. Por Babylon fue nominado a un BAFTA y ganó un Globo de Oro. Su partitura es una sobrecarga emocional. Es épico como todo lo relacionado con él. Agresiva y deliberadamente desquiciada, pero obstinadamente arraigada en la tradición. Y, como en otras obras, tiene un papel omnipresente, revelador, un protagonista más. Probablemente el más comprometido.
Burwell es otro compositor experimentado y esta es su tercera nominación, la segunda para una película de MacDonagh. De los cinco, es el más sutil y sofisticado en el sentido purista, casi teatral, de delinear personajes y atmósferas utilizando sus escasos recursos tonales y armónicos de manera magistral.
Una película inusual como Todo en todas partes de una vez, el ganador de la noche necesitaba música inusual, escrita por músicos con oídos inusuales. Son lux es la banda de post rock experimental liderada por Ryan Lott, que audazmente vino a poner música a esta fantasía. El resultado es atrevido, pero quizás demasiado para esta categoría.
El veterano era Williams. 90 años: 52 nominaciones, 50 años colaborando con Spielberg, cinco premios Oscar (el último, en 1994 por otra película personal del cineasta: La lista de Schindler). Ha recibido una serie de homenajes en el último año de todas las áreas de todos los ecosistemas musicales y apuntó que como aniversario lo ganaría. También desde el punto de vista artístico: es una de sus partituras más entrañables y cálidas, lejos de parafernalia de la que nos podamos cansar. Y es uno de los más personales: una sonrisa, un gesto de amor, a la propia vida. El más honesto de todos… y probablemente de los más de cien y tantos que ha firmado.
El galardón recayó en Bertelmann, compositor conocido por su música para piano preparado y que ya había sido nominado en 2016 por Lion. Esta partitura es la que generó más opiniones divididas en la temporada: a primera vista parece la más caótica; si le prestas atención, es el mejor escrito dramáticamente. Esto le valió el BAFTA y, contra todo pronóstico, también el Oscar.
CAMARADA
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