Leo Messi ha convertido el teatro Chatelet de París casi en un bastión extraterritorial de la soberanía argentina, lo mismo que ha hecho Rafael Nadal por España con el estadio Philippe Chatrier en el complejo de Roland Garros. El exjugador del Barcelona se coronó ayer, por octava vez, como el mejor futbolista del mundo. Su primacía entre sus compañeros de generación es aún más incuestionable.
Los presentadores de la velada del Balón de Oro intentaron mantener algo de entusiasmo ante la audiencia televisiva de 300 millones de personas, aunque resultó demasiado obvio quién fue el elegido. Como en ocasiones anteriores, Messi apareció acompañado de su mujer, Antonela, y sus tres hijos, todos impecables. Otra fiesta familiar. Otra fotografía para la historia.
Casi 15 años de dominio
A sus 36 años, la estrella superó a Haaland, que quedó segundo, y a Mbappé, tercero
Lo paradójico del largo reinado de Messi en el Chatelet es que no se corresponde con las simpatías que despierta entre la afición francesa, especialmente en la del PSG. El argentino estuvo dos años discretos en el club parisino, sin conseguir el objetivo por el que le ficharon: ganar la Champions. Nunca pareció muy feliz aquí, ni en el equipo ni en la ciudad.
El actual jugador del Inter Miami recibió el galardón en una velada en la que se homenajeó a tres leyendas desaparecidas este año: Bobby Charlton, Pelé y Luis Suárez.
Los trofeos llegaron esta vez en barco, a lo largo del Sena, en un guiño al mundo para recordar que París organiza los próximos Juegos Olímpicos, el año que viene, y que el desfile inaugural de las delegaciones se realizará en barcazas, a lo largo del río.
Después de recibir el trofeo de manos de David Beckham, su jefe en el Inter de Miami, Messi inmediatamente dijo que quería compartir el premio con los jugadores de la selección argentina, algunos de los cuales estaban en el teatro. “Es un regalo para todo el grupo”, destacó el ganador. “Los premios importantes son los colectivos”, añadió.
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El ex número 10 del Barça superó a Haaland, que quedó segundo, y a Mbappé, tercero. El que peor lo pasó fue el francés, con cara muy seria durante toda la velada.
Tuve la suerte de estar en el mejor club y en el mejor equipo de la historia”
En varias ocasiones los presentadores preguntaron al delantero argentino cuánto tiempo más permanecería en activo. Insistió en que pensaba seguir jugando unos años más. “No sé si me queda mucho o poco, pero quiero seguir disfrutándolo; lo que dé”, anotó.
Messi quiso rendir homenaje a Maradona, ya que ayer habría sido su cumpleaños. Fue el momento más emotivo de una ceremonia en la que el ganador reconoció que ya no estaba tan nervioso como la primera vez, en 2009. “Me relajé más”, admitió. Me siento mucho más relajado y tranquilo”.
La primera Copa del Mundo
Ganó la Ligue 1 con el PSG y la Leagues Cup con el Inter Miami pero sobre todo se coronó gracias a la culminación de su carrera
El título mundial conseguido en Qatar fue mencionado varias veces por Messi. Conseguirlo fue su obsesión, como deportista y como argentino. Y sin él, evidentemente, no tendría su octavo Balón de Oro.
En los vídeos que se proyectaron se repasó la trayectoria del jugador, desde sus partidos de niño en Rosario hasta su larga etapa en el Barça. También hubo algunas decepciones, como sus derrotas con la selección argentina, incluida una tarjeta roja.
No sé si me queda mucho o poco, pero quiero seguir disfrutándolo».
Messi no olvidó mencionar al Barça a la hora de explicar el éxito de su carrera. “Como ya ha dicho Aitana, tuve la suerte de estar en el mejor club, en el mejor equipo de la historia”, recordó. Sin embargo, no hubo, al menos durante la ceremonia, una sola mención al PSG y a sus dos años en París, lo que pareció bastante extraño dado el entorno. Los presentadores tampoco quisieron preguntarle para que no se sintiera incómodo. Messi, efectivamente, reina en el teatro Chatelet, pero no en el Parque de los Príncipes, un recuerdo agridulce en la extraordinaria carrera del mejor futbolista de la historia.
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